Nota del Editor: Patricio Morelos es consultor de comunicación política. Politólogo por el ITESM y especialista en Gestión de Gobierno por la UCJC. Actualmente es estudiante de la Maestría en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica en la Universidad George Washington. También es profesor universitario de Mercadotecnia Política y Ciudadanía y Democracia en el Instituto Tecnológico de Monterrey. Twitter: @patomorelos
(CNN Español) – Hace unos días tuve que regresar de urgencia a México después de que el gobierno de República Dominicana decretara el estado de emergencia por el coronavirus. Me encontraba en el país caribeño trabajando en las elecciones municipales que, sin duda alguna, tuvieron un cierre atípico.
La última semana se desarrolló en medio de la crisis mundial del covid-19. Llegaban noticias de los miles de contagios y muertes en Asia y Europa. El virus, que se trasladaría a todas las regiones del mundo, también tendría un impacto en el proceso electoral.
Se tuvieron que cancelar las reuniones. Los equipos de trabajo comenzaron a reunirse por videollamada. También se cancelaron los cierres de campaña, que en América Latina regularmente son eventos masivos que buscan demostrar el “músculo político”.
La propaganda pasó de las calles a lo digital. Ahora, la estrategia de campaña se centraba en generar buenos productos audiovisuales que serían difundidos a través del pago de publicidad en redes sociales.
Y finalmente, el factor de la participación. Que la gente, por el miedo al contagio, no saliera a votar, impactando directamente sobre los esfuerzos que se habían hecho durante meses para ganar una elección.
Nuestra realidad cambió y la forma de hacer política también. Y esta nueva realidad obliga a los gobiernos, a los candidatos e incluso a los consultores a buscar nuevos mecanismos de comunicación para mantener la relación con el ciudadano.
Este año, a menos de que se modifiquen los calendarios, se llevarán a cabo procesos electorales en países latinoamericanos como República Dominicana y México. También tenemos que mencionar las elecciones en Estados Unidos, que en los últimos meses han dominado la agenda mediática internacional.
¿Cómo hacer campaña en tiempos de coronavirus? ¿Cómo acercarnos a la gente si no podemos visitarla en sus casas?
Tradicionalmente, las campañas políticas en América Latina han tenido un fuerte componente territorial. Se hacen en la calle, con la gente, saludando de mano, abrazando y mirando a los ojos.
No por nada se repite constantemente que “un like no es un voto” pero “un mensaje cara a cara, sí”. La frase podemos discutirla, pero lo que es un hecho es que en la región estamos acostumbrados a las grandes multitudes, al contacto directo y, por supuesto, a la movilización.
Entonces, ¿qué hacemos y qué podemos esperar de las campañas políticas en los próximos meses?
1.- Lo digital: en este momento, en el que el trabajo no se puede hacer en el territorio, el mundo digital toma protagonismo. Las redes sociales se convierten en los principales canales de comunicación entre el candidato y el elector. Ahora bien, publicar una foto con un mensaje no es cumplir con el objetivo de comunicación. Las redes sociales tienen como finalidad generar una comunidad digital, por lo que lo más importante es la interacción entre el político y el usuario.
2.- Contenidos de valor: el ciudadano está enfrentando una saturación de información. Todo el tiempo estamos recibiendo mensajes, sobre todo negativos, que provocan miedo y paranoia. Será importante que se generen productos audiovisuales que respondan a los problemas de la gente (apoyo a los trabajadores, a las pymes, al sector salud). Le gente necesita esperanza, por lo que se tienen que proponer soluciones a un futuro que parece incierto.
3.- La importancia de la segmentación: los mensajes van dirigidos hacia un público específico, nuestro mercado meta. Si nuestro trabajo se va a concentrar en redes sociales, es importante identificar dónde están nuestros votantes. Lo anterior para que nuestra pauta publicitaria tenga el mayor impacto posible.
4.- Herramientas tecnológicas: nada de lo que hemos hablado será posible sin el uso de herramientas tecnológicas. En la actualidad, la información es poder, por lo que su interpretación y uso puede definir nuestro éxito o nuestro fracaso. Por ejemplo, el uso de “big data” para identificar y conocer a nuestros electores, los “call centers” y los envíos masivos de mensajes para impulsar una idea o un proyecto o, por supuesto, las encuestas telefónicas que nos permiten medir el sentimiento de la gente.
Además, es importante mencionar que es momento de plantearnos en la región la posibilidad de pasar del voto manual al electrónico. Una pandemia como la que estamos viviendo puede impedir la realización de una elección, poniendo en riesgo la estabilidad institucional de nuestros países.
Claro, hay que debatirlo, analizarlo, y buscar alternativas que faciliten la votación a distancia, asegurando la legalidad en el proceso, que tanta falta nos hace en la región.
Ricardo Amado Castillo, profesor en The George Washington University, comenta que “los electores están hambrientos de liderazgos auténticos que no tienen que ser perfectos, pero que al menos no proyecten ser mentirosos profesionales”.
La situación actual obliga al político a entender los problemas de la gente, a ser cercano y empático. Lo obliga a no confundir la realidad personal con la colectiva. A comprender sus privilegios y no generalizar.
Porque como ha respondido mucha gente en redes sociales a la campaña de gobiernos y políticos llamada “quédate en tu casa”: “mejor tú quédate en la mía, con mis problemas y con mi hambre”.