Nueva York (CNN) – En el Centro Médico del Hospital de la Universidad de Brookdale en Nueva York, la UCI está llena, las camas de pacientes se alinean en los pasillos de la sala de emergencias y la morgue se desborda.
El covid-19, dijo la Dra. Arabia Mollette, ha convertido el hospital con sede en Brooklyn en “una zona de guerra”.
“Una zona de guerra médica”, dijo a CNN Mollette, médica de la sala de emergencias del Hospital Brookdale. “Cada día que vengo, lo que veo a diario es dolor, desesperación, sufrimiento y disparidades en la atención médica”.
Esta es la realidad para muchos hospitales de Nueva York, que se han convertido en el epicentro del brote de coronavirus estadounidense. Hasta el lunes por la mañana, habían más de 66.000 casos confirmados en el estado, y al menos 1.218 muertes, según el recuento de casos en Estados Unidos de CNN.
El Hospital Brookdale otorgó a CNN acceso inusual el domingo para ver la lucha de los trabajadores de la salud contra el covid-19. El hospital está ubicado en Brownsville, uno de los barrios más pobres de la ciudad de Nueva York. El distrito de Brooklyn es uno de los más afectados por el virus, según datos de la ciudad.
Los empleados del hospital dijeron que quieren que la gente entienda cuán grave es la situación para los trabajadores de la salud y cómo el hospital necesita más recursos federales y ayuda del público para continuar combatiendo el coronavirus.
“La esperanza que tenemos es que si las personas son más responsables socialmente y se quedan en casa y hacen lo que pueden hacer para aplanar esta curva, ayudará a aliviar la presión de la sala de emergencias”, señaló Mollette.
Desbordamiento de pacientes, recursos insuficientes
El Hospital Brookdale, que comenzó a atender a pacientes con covid-19 a principios de marzo, dijo que ahora tiene más de 100 pacientes que dieron positivo por el virus y 78 pacientes adicionales están hospitalizados mientras esperan resultados. Hasta el domingo, al menos 20 pacientes habían muerto después de contraer el virus.
El hospital atiende a más de 100.000 pacientes anualmente y tiene una capacidad de aproximadamente 300 personas en un momento dado, dijo a CNN, Khari Edwards, vicepresidente de asuntos externos del hospital.
Pero con los casos de coronavirus aumentando rápidamente, ha habido una afluencia de pacientes.
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Mollette comentó que el hospital ya comenzó a abrir pisos que no han sido usados durante años para tener espacio para más camas de pacientes. El hospital también convirtió su departamento de emergencias pediátricas en un área de aislamiento para el covid-19, agregó.
Para separar el espacio de otras alas del hospital, los trabajadores de la salud colgaron cortinas de plástico de las paredes y usaron cinta adhesiva para evitar que se caigan.
“Puedo decir que cada esquina, cada parte del pasillo, cada habitación, cada espacio se ha llenado al máximo con nuestros pacientes”, aseguró Mollette.
Dentro de la sala de emergencias, una cacofonía de tos llenó la habitación mientras una enfermera caminaba a través de filas de camas llenas para darle jugo a un paciente.
Mientras tanto, la UCI es más silenciosa, solo resuena el pitido arrullado de las máquinas, incluidos los ventiladores.
Los letreros de “Lávese las manos” cuelgan en las puertas de las habitaciones de los pacientes, recordándole a los que ingresan a hacer la tarea más recomendada por los funcionarios de salud en medio de la pandemia.
Como es el caso con muchos otros hospitales en todo el país, el Hospital Brookdale lucha por mantenerse al día con la demanda de recursos a medida que ingresan más pacientes.
“Necesitamos batas, necesitamos guantes, necesitamos máscaras, necesitamos más respiradores (ventiladores)”, dijo Mollette. “Necesitamos más espacio médico. También necesitamos apoyo psicológico. No es fácil venir aquí cuando sabes lo que te estás preparando para enfrentar”.
El presidente Donald Trump anteriormente minimizó la solicitud del gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, de 30.000 ventiladores más para el estado.
“No creo que necesites 40.000 o 30.000 ventiladores”, dijo Trump a Sean Hannity de Fox News en una entrevista la semana pasada.
Pero la Dra. Amy Plasencia, médica residente en jefe del Hospital Brookdale, comentó que el hospital tiene “una escasez crítica de ventiladores en relación con los números que estamos viendo”.
Los ventiladores se usan en casos graves por covid-19 para ayudar a respirar a los pacientes que se esfuerzan por hacerlo solos, agregó Plasencia.
Una vez que los pacientes están conectados a las máquinas, generalmente necesitan continuar usándolas durante una o dos semanas o más, enfatizó.
“Ciertamente, ningún médico quiere ser puesto en una posición donde tengan que clasificar los tratamientos según la disponibilidad de recursos”, dijo. “Pero en esta crisis nacional, es hacia donde nos dirigimos”.
El Hospital Brookdale, como otros en el estado, está tan corto de respiradores que ha comenzado a buscar formas de reutilizar modelos más antiguos que han estado fuera de uso y a adaptar las máquinas de anestesia para usarlas como ventiladores, añadió Plasencia.
La morgue del hospital también se está desbordando.
Edwards dijo que la morgue generalmente puede albergar a unas 20 personas, y que el hospital ya “superó ese” número.
El hospital ahora tiene un camión refrigerado provisto por el estado para ayudar con el desbordamiento de cuerpos.
“Lo que es más aterrador es que tienes miembros de la familia que no pueden venir a recoger como se hacía normalmente mientras pierden a un miembro de la familia”, dijo Edwards. “Las funerarias están inundadas”.
Los trabajadores de la salud ya han comenzado a preparar camas adicionales en anticipación al flujo de pacientes en las próximas semanas, añadió Edwards.
Los trabajadores del hospital se mantienen alejados de sus propias familias para protegerlas
El uso de equipo de protección ahora se considera esencial en la mayoría de los hospitales para evitar la propagación del coronavirus.
En el Hospital Brookdale el domingo, casi todos los empleados de atención médica, incluido el personal de limpieza, trabajadores que preparan los alimentos, enfermeras y médicos, se aseguraron de protegerse al cubrirse de pies a cabeza mientras trabajaban en áreas de pacientes.
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El “uniforme” estándar para cualquier empleado de atención médica que le hace frente al hospital lleno incluye guantes, protectores faciales, máscaras quirúrgicas, batas o batas de laboratorio y cubiertas para el cabello y los zapatos.
Con el equipo puesto, algunos dicen que se sienten seguros, al menos por ahora.
El técnico de laboratorio Andrei Legoun, quien comenzó su turno alrededor de las 7:30 a.m., se encuentra entre los empleados del hospital en la primera línea todos los días.
En este momento, está concentrado en dar vuelta a docenas de pruebas de covid-19 al mismo tiempo en el hospital.
Legoun dijo que puede tomar entre tres y seis horas obtener los resultados de las pruebas.
El hospital informó que ahora ofrecen una nueva prueba rápida, que Legoun dijo puede hacer hasta 300 pruebas en un día. Legoun comentó que espera que eventualmente puedan completar hasta 500 pruebas por día.
Legoun aseguró que no está nervioso por la exposición al virus: las muestras que obtiene se colocan en un baño de agua para desactivar el virus antes de analizarlas. Además, agregó: “Tengo una máscara”.
Aún así, Legoun dijo que ha pasado los últimos dos meses lejos de su familia y ha evitado ver a alguien cara a cara, incluso a su hija y a su novia.
“En caso de que sea portador por alguna razón, no quiero pasárselo”, enfatizó.
Mollette tampoco ha visto a su familia en meses, y duerme en una habitación diferente a la de su prometido para protegerlo.
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“Voy a ser honesta contigo: realmente no duermo tan bien por la noche”, dijo Mollette. “Estoy preocupada por mi familia, me preocupo por mi seguridad. Estoy preocupada por mis colegas. Me preocupa cómo será el turno la próxima vez que venga. Me preocupa si un miembro de la familia va a venir y será paciente también”.
Para Plasencia, proteger a los compañeros empleados del hospital, particularmente a los residentes y pasantes, es de igual importancia, ya que colectivamente continúan trabajando en la primera línea de la crisis.
“Estamos tratando de mantener la moral”, dijo. “Y, ciertamente, en este brote nos estamos brindando apoyo emocional, pero es un momento muy difícil para el cuidado de la salud”.