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Nota del editor: César Grajales tiene 10 años de experiencia en diferentes campos del mundo de la política. Es fundador de la consultora Bridge 305 INC. También es cabildero registrado y director de coaliciones de la ONG La Iniciativa LIBRE. Participa semanalmente como analista político en diferentes medios de comunicación. Las opiniones en esta columna son del autor.

(CNN Español) – “Si quiere ver reír a Dios, cuéntele sus planes”. Creo que le escuché esta expresión a alguna de mis abuelas. No recuerdo cuál de ellas la dijo, pero seguramente fue mientras preparaba una taza de chocolate caliente a la hora del desayuno. Desconozco la procedencia de la frase, pero el sujeto en la misma sugiere un origen religioso. Sin embargo, y dejando a un lado la espiritualidad, este dicho sencillo y de dominio público, hoy más que nunca me parece de una gran profundidad filosófica, ¿no lo creen así?

Hace unos cuantos meses la gente se abrazaba con efusión bajo el esplendor de los fuegos artificiales que anunciaban el nuevo año. Nuevas membresías de gimnasio se compraban, paquetes vacacionales pagados y listos para ser usados en la primavera o el verano del hemisferio norte, cantantes famosos con giras completamente vendidas, eventos deportivos programados, nuevas películas con fecha de estreno, hoteles y restaurantes esperando complacer multitudes, mi esposa y yo planeando nuestro viaje en crucero por los países nórdicos; en fin, agendas tan diferentes sin saber que semanas después a todos nos esperaba el mismo destino… aprender a convivir con dos palabras: coronavirus y cuarentena.

En los últimos días esa frase ha dado vueltas en mi cabeza de tal manera que me ha obligado a preguntarme, ¿cuál es su verdadero significado? He concluido que nos habla de la humildad. La humildad de reconocer lo frágiles que somos como especie, que por más poder y dinero que tengamos y acumulemos, un enemigo microscópico nos puede poner a todos de rodillas. La humildad de aceptar que como especie vulnerable necesitamos estar unidos, no solo para deshacernos de esta pandemia, sino para avanzar como civilización.

Tengo la sensación de que quizá muchos estén teniendo el mismo pensamiento o sentimiento al ver cómo comunidades enteras salen a los balcones de sus viviendas a darse ánimos. Al escuchar a artistas compartir su talento en las redes sociales, y ver cómo ese personaje idolatrado por millones, ahora se nos presenta tan normal y frágil como cualquiera de nosotros. Me gusta ver historias en Instagram en las que la gente aplaude y reconoce a nuestros trabajadores de la salud como héroes. Una comunidad que lucha hoy horas interminables para tratar de devolvernos a la vida normal de manera segura. Una vida normal -que espero- venga con una actitud más humilde y una mentalidad más humana, más unida.

Otros planes completamente alterados han sido los de los gobiernos. En Estados Unidos, por ejemplo, el Senado y la Cámara de Representantes han tenido que trabajar a toda máquina para desarrollar un plan de estímulos económicos que mantengan al país y a sus ciudadanos con cierta normalidad financiera. Después de varios debates, finalmente se votó y se promulgó como ley un plan de apoyos, que aunque no es perfecto, genera alivio a todos los segmentos del país.

Según el Urban-Brookings Tax Policy Center, el 90% de quienes declaran impuestos en este país recibirá algún tipo de asistencia derivada de la Ley CARES, como se le conoce a este paquete de estímulos, generará una ayuda económica directa a cerca del 80% de los que viven en este país con estatus legal, que cuenten con un número de seguro social y que hayan declarado sus impuestos de los años 2018 o 2019.

El depósito directo en cuenta o cheque irá a individuos que reportaron al Departamento de rentas internas (IRS) un ingreso de hasta US$ 75.000 al año. Estas personas recibirán un reembolso del gobierno de US$ 1.200. las parejas casadas que hicieron su declaración juntas y que reportaron una ganancia de hasta US$ 150.000, recibirán un reembolso de US$ 2.400. En ambos casos, si cuentan con hijos menores de 17 años, recibirán un reembolso extra de US$ 500 por cada hijo. Individuos o parejas casadas que han ganado más de los montos anteriores, se les reducirá del pago US$ 5 por cada US$ 100 extra que tuvieron de ingreso, hasta llegar a las cantidades de US$ 99.000 para individuos y US$ 198.000, para casados.

Otra parte importantísima a resaltar son las ayudas a los pequeños negocios. Estos negocios son el motor de Estados Unidos y en este plan incluyeron US$ 349 mil millones para un programa llamado Paycheck Protection Program (PPP). Este programa proporcionará ayuda a millones de pequeñas empresas para que puedan mantener sus negocios operando y a sus trabajadores empleados. Lo interesante es que las pequeñas empresas elegibles, con menos de 500 empleados, podrán pedir hasta US$ 10 millones. Y algo muy positivo de este programa es que este dinero no necesariamente tendrá que ser pagado si los ingresos del préstamo se utilizan de acuerdo con los criterios definidos por la Ley CARES. A saber: pago de salarios, seguro de empleados, renta, hipotecas, electricidad, agua, teléfono, etc…, todo lo relacionado con mantener el negocio en marcha.

Dentro de este plan fueron consideradas como pequeñas empresas las unipersonales o las personas autoempleadas, los contratistas independientes, los negocios de comunidades indígenas que cumplen con el estándar de tamaño del Small Bussines Administration (SBA), las organizaciones de veteranos que cumplen con ese mismo estándar y las organizaciones sin fines de lucro. Todos ellos califican para el PPP. Sin embargo, este programa, que se puso en marcha el 3 de abril, desafortunadamente ha tenido obstáculos que han impedido a las pequeñas empresas acceder al trámite. Vamos a ver qué sucede el 10 de abril cuando puedan solicitarlo los empleados independientes o autoempleados.

La Ley CARES contiene mucha información valiosa que ayudará a mitigar la crisis económica en Estados Unidos derivada de esta pandemia. Y a usted, querido lector, si vive en este país, le sugiero que dedique tiempo a buscar esta ley y a ver cómo lo puede ayudar. Seguro que hay algo para usted allí. Y recuerde, que si quiere ver reír a Dios, o al destino, cuéntele sus planes.