Nota del editor: Pedro Brieger es un periodista y sociólogo argentino, autor de varios libros sobre temas internacionales y colaborador en publicaciones de diferentes países. Es profesor de sociología en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Director de NODAL, un portal dedicado exclusivamente a las noticias de América Latina y el Caribe. En la actualidad es columnista de TV en la cadena argentina C5N y en el programa “En la frontera” de PúblicoTV (España) y en programas de radio de las señales argentinas Radio10, La Red, La Tribu y LT9-Santa Fé. A lo largo de su trayectoria Brieger ganó importantes premios por su labor informativa en la radio y televisión argentina.
(CNN Español) – Desde que la pandemia de covid-19 se extendió por el planeta, es muy común escuchar que el virus ataca a todas las personas por igual, que no distingue nacionalidades ni clases sociales.
¿Es realmente tan así?
Si bien es cierto que el nuevo coronavirus parece haber afectado a todo el mundo y que en un apretón de manos el virus se transmite sin distinguir el capital acumulado en una cuenta bancaria, no es menos cierto que hay personas más vulnerables también frente a este nuevo virus.
No hace falta tener grandes conocimientos de geopolítica para saber que hay naciones más ricas que otras y que dentro de cada sociedad hay niveles de vida diferentes que también se manifiestan durante la pandemia. La “guerra” entre países por la compra de insumos es tal vez lo más evidente, pero las personas más pobres en cada país tienen menos defensas frente al virus, como ante cualquier otra enfermedad. Si varios gobiernos, como el argentino, recomiendan el llamado “distanciamiento social”, que -en realidad- es distanciamiento físico, aquellas personas que no lo pueden cumplir por el motivo que sea, son más vulnerables. Por eso no es casual que estén implementando amplios planes de ayuda alimentaria también en países de alto nivel de desarrollo como Estados Unidos o el Reino Unido.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, informó que en tres semanas habían repartido casi tres millones de comidas gratuitas a gente necesitada y que la ciudad contaba con más de 430 sitios donde la población podía acceder a un desayuno, un almuerzo o una cena. Claro que no es una novedad que en la “Gran Manzana” haya miles de personas que no tienen dinero suficiente para alimentarse o que viven en la calle, pero la extensa ayuda brindada indica que las personas que hoy necesitan estos platos de comida son mucho más vulnerables ante el virus que aquellas cuya capacidad económica les permite alimentarse sin depender de la ayuda del Estado, o de salir a la calle exponiéndose al contagio.
Si esto sucede en el país más rico del planeta, es fácil imaginar que en otros países hay millones de personas que no tienen dinero para llenar sus alacenas y que ni siquiera saben lo que es el alcohol en gel, tan preciado en estos días, o que sus “respiradores” para continuar ligados a la vida son los comedores populares donde reciben un plato de comida y se arriesgan a contraer la enfermedad por el contacto físico con tantas otras en su misma condición.
Ya hay informes de las Naciones Unidas que señalan que el covid-19 provocará que millones de personas sean empujadas a la pobreza. No, el virus no ataca por igual. Creerlo es apenas una ilusión óptica.