(CNN) – Los líderes mundiales han estado trabajando desde casa durante la pandemia de coronavirus, y Vladimir Putin no ha sido la excepción: este lunes, el presidente de Rusia sostuvo una videoconferencia desde su residencia oficial a las afueras de Moscú con algunos de los funcionarios que lideran los esfuerzos del gobierno para combatir la enfermedad.
Fue una reunión inusualmente sombría. Hace menos de un mes, Putin irradiaba confianza sobre la respuesta de su gobierno a la creciente crisis mundial: aseguró a sus ciudadanos que la situación estaba “bajo control” debido a las medidas tempranas de intervención. Unas semanas más tarde, Putin desempeñó el papel de rescatista internacional al enviar un avión cargado de suministros médicos hacia el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York.
Cuán rápido pueden cambiar las cosas en tiempos de coronavirus. En su videoconferencia de este lunes, el presidente evaluó una situación que está empeorando.
“Tenemos muchos problemas”, señaló Putin. “No hay nada de qué presumir, y no debemos bajar la guardia, porque en general, como usted y sus especialistas dicen, todavía no hemos superado el pico de la epidemia”.
La línea de tendencia del coronavirus habla por sí sola. Aunque Rusia tiene comparativamente pocos casos frente Estados Unidos o los países europeos más afectados, el número de contagios confirmados ha aumentado en los últimos días. Este lunes, Rusia reportó el mayor aumento de casos en un solo día: 2.558 durante las últimas 24 horas.
Este martes volvió a superar la cifra diaria con 2.774 casos confirmados. Y Putin está empezando a enfrentar serias críticas por su manejo de la crisis.
En un ensayo reciente, Tatiana Stanovaya, del Centro Carnegie de Moscú, señaló que la pandemia de coronavirus había subrayado el aislamiento de Putin de los ciudadanos rusos.
“Uno de los temas principales ahora es por qué Putin resulta casi imperceptible en la situación del coronavirus”, escribió la experta. “Él solo se dirigió a la nación brevemente dos veces y fue al hospital [de coronavirus] en Kommunarka, pero no informó sus propias evaluaciones de la crisis ni propuso un plan de acción, sino que se limitó a medidas dispersas y palabras generales. Sin drama, empatía o intentos de movilizar”, añadió.
Putin, argumentó Stanovaya, no desea estar relacionado con medidas estrictas o impopulares, de manera que deja tales tareas en manos de los subordinados locales. En el caso del coronavirus, la tarea de implementar algunas de las restricciones más duras recayó en Sergey Sobyanin, el alcalde de Moscú.
La capital de Rusia ha sido el lugar más afectado por el virus en el país. Oficialmente, la nación registra 21.102 casos, según el sitio web oficial del gobierno, y el número de muertes alcanzó las 170. Cerca de la mitad de los casos reportados en Rusia–11.513, para ser exactos– están en Moscú y 82 personas de la ciudad han muerto.
Sobyanin ha tomado el liderazgo en implementar medidas de confinamiento, incluida la introducción de un controvertido sistema de seguimiento digital diseñado para mantener a los residentes en sus casas.
Un brote reciente en China también ha enfatizado la gravedad de la situación en Rusia. Las autoridades sanitarias de Shanghai informaron hace poco un aumento en los casos importados, rastreando docenas de ellos a un solo vuelo que llegó desde Moscú el pasado 10 de abril. Las autoridades chinas también luchan contra un brote en la ciudad de Suifenhe, en la frontera con el Lejano Oriente de Rusia, una ola de casos atribuidos en gran parte a ciudadanos chinos que regresan de territorio ruso.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, evadió las preguntas acerca del avión cargado de casos de coronavirus que llegó a China y refirió a los periodistas a otras agencias. Pero el aumento en los casos importados a China desde Rusia ha despertado una gran pregunta: la confiabilidad de las cifras oficiales rusas.
El gobierno ruso asegura que ha realizado más de 1,4 millones de pruebas para detectar el covid-19. Pero médicos de Moscú han empezado a diagnosticar a los pacientes como positivos con base en tomografías pulmonares debido a dudas sobre la precisión de las pruebas.
En su videoconferencia de este lunes, Putin señaló que las próximas semanas serían críticas para determinar si Rusia puede aplanar efectivamente la curva y reducir la propagación del coronavirus. Y añadió que el ejército ruso “puede y debe desplegarse aquí, si es necesario”.
Ahora, las próximas dos o tres semanas pueden ser críticas por otra razón. El Kremlin todavía planea una fecha importante: el desfile del Día de la Victoria del 9 de mayo, una gran celebración para conmemorar el aniversario número 75 del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa.
El Kremlin dijo que los planes aún están en marcha para celebrar el evento, que se centra en una impresionante exhibición de poder militar que retumba en la Plaza Roja. Las autoridades están revisando planes en medio del coronavirus. Pero este prestigioso evento, en un feriado que es una ocasión de reverencia casi religiosa en Rusia, presenta una fecha límite difícil y un problema complejo para la campaña contra el coronavirus de Putin.