(CNN) – En el centro de nuestro sistema solar, el Sol es una fuerza constante que mantiene a los planetas en órbita, y proporciona a la Tierra la cantidad justa de luz y calor para que la vida sea posible e incluso rige nuestros horarios. Aunque estamos acostumbrados a que el sol salga y se ponga todos los días, en realidad es increíblemente dinámico.
Y, al igual que nosotros, también atraviesa por fases y cambios. Con el tiempo, esos cambios en nuestra estrella se han vuelto más predecibles. Actualmente, está pasando por una fase menos activa, llamada mínimo solar.
El Sol experimenta intervalos regulares de 11 años, incluyendo picos energéticos de actividad, que están seguidos de puntos bajos.
Durante su pico, el Sol exhibe más manchas solares y erupciones solares. Mientras que en un mínimo solar es mucho más silencioso, lo que significa menos manchas solares y energía.
Los científicos de la NASA han indicado que actualmente estamos en un “Gran Mínimo Solar”. La última vez que esto ocurrió fue entre 1650 y 1715, durante lo que se conoce como la Pequeña Edad de Hielo en el Hemisferio Norte de la Tierra, “cuando la combinación del enfriamiento de aerosoles volcánicos y la baja actividad solar produjo temperaturas superficiales menores”, según el blog Cambio Climático Global de la NASA.
Pero este mínimo solar no provocará otra edad de hielo, aclararon los científicos. Y eso probablemente se deba al cambio climático.
“El calentamiento causado por las emisiones de gases de efecto invernadero a raíz de los combustibles fósiles quemados por los humanos es seis veces mayor que el posible enfriamiento de décadas que causa un Gran Mínimo Solar prolongado”, escribieron.
“Incluso si un Gran Mínimo Solar durara todo un siglo, las temperaturas globales continuarían calentándose. Esto debido a que, además de las variaciones en la producción del Sol, hay otros factores que cambian las temperaturas globales en la Tierra, el más dominante de esos hoy en día es el calentamiento proveniente de los gases de efecto invernadero inducidos por la actividad humana”.
Los científicos sabían que este mínimo solar se acercaba porque es una característica regular del ciclo del Sol. Las manchas solares alcanzaron su pico máximo en 2014, con puntos bajos a partir de 2019, según la NASA.
El Sol también es responsable de lo que se conoce como clima espacial, pues envía partículas y rayos cósmicos a través de nuestro sistema solar. Las manchas solares fuertemente magnetizadas liberan erupciones solares, que pueden enviar rayos X y radiación ultravioleta hacia la Tierra.
Incluso cuando el Sol está en silencio durante el mínimo solar, puede ser activo de otras maneras, como los agujeros coronales que se abren en la atmósfera del Sol y envían corrientes ardientes de partículas energizadas que vuelan a través del sistema solar en un viento solar rápido.
Al igual que las erupciones solares, estas corrientes de partículas durante un mínimo solar pueden afectar los satélites para comunicación y GPS de los que dependemos.
“Vemos estos agujeros durante todo el ciclo solar, pero en el mínimo solar pueden durar mucho tiempo, seis meses o más”, explicó Dean Pesnell, científico de proyecto del Observatorio de Dinámica Solar en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, en una publicación de 2017 en el blog de la agencia.
Las partículas energéticamente más altas, llamadas rayos cósmicos galácticos, pueden alcanzar la Tierra, específicamente la atmósfera superior, durante un mínimo solar. Estos rayos son creados por explosiones en nuestra galaxia, la Vía Láctea, como las supernovas.
“Durante el mínimo solar, el campo magnético del Sol se debilita y proporciona menos protección contra estos rayos cósmicos”, señaló Pesnell. “Esto puede representar una mayor amenaza para los astronautas que viajan por el espacio”.
Esta semana, la cuenta de NASA Sun & Space compartió un mensaje en Twitter en medio de preocupaciones sobre el mínimo solar. “El Sol atraviesa ciclos regulares de actividad alta y baja. Este ciclo afecta la frecuencia de los eventos del clima espacial, pero no tiene una gran consecuencia en el clima de la Tierra, incluso un mínimo prolongado no tendría un efecto significativo en la temperatura global”.
Este mínimo solar termina el ciclo 24. Las primeras predicciones estimaron que el pico del ciclo solar 25 ocurrirá en julio de 2025, según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés).
El pronóstico del ciclo solar está basado en un panel internacional que presiden la NOAA y la NASA. Y concuerdan en que el ciclo solar 25 será similar al 24.
Estudiando el Sol
En agosto de 2018, la NASA lanzó la sonda solar Parker para poder acercarse más al Sol que cualquier otro satélite anterior. Se trata de una oportunidad única para estudiar “la estrella en nuestro patio trasero”, como le gusta decir al director de la División de Heliofísica de la NASA, Nicola Fox. Y la sonda está siendo, muy de cerca, testigo del Sol durante el mínimo solar.
La sonda fue diseñada para ayudar a responder preguntas fundamentales sobre el viento solar que proviene del Sol y arroja partículas energéticas a través del sistema solar. Sus instrumentos también pueden proporcionar información sobre por qué la corona del Sol, la atmósfera exterior de la estrella, es mucho más caliente que la superficie real. La corona es de 1 millón de grados Kelvin (aproximadamente 999.726 grados Celsius), mientras que la superficie es de alrededor de 6.000 grados Kelvin (unos 5.726 grados Celsius).
Comprender el viento solar y el calor abrasador de la corona son clave. Ambos desempeñan un papel en el clima espacial y las tormentas solares, y entender el viento solar podría permitir una mejor predicción del clima espacial.
El viento solar y la temperatura de la corona también afectan las eyecciones de masa de la corona, lo que podría impactar la red eléctrica global y las telecomunicaciones en la Tierra, así como a nuestros astronautas en la Estación Espacial Internacional. Las partículas energizadas y aceleradas que salen del Sol en el viento solar también son responsables de las luces del norte y del sur que vemos en la Tierra.
Algunos de los primeros resultados de la sonda alrededor del Sol ya han resultado intrigantes.
Durante su primer encuentro cercano con el Sol, la sonda solar Parker esencialmente se mantuvo suspendida sobre un agujero en la corona durante una semana, observando las partículas de viento solar que fluían a lo largo de la línea del campo magnético del Sol y hacia el espacio.
“Es sorprendente: incluso en condiciones mínimas solares, el Sol produce muchos más pequeños eventos de partículas energéticas de lo que pensamos”, explicó David McComas, investigador principal de la suite de Investigación Científica Integrada del Sol, o ISʘIS, en la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, a través un comunicado cuando se publicaron los primeros resultados. “Estas mediciones nos ayudarán a desentrañar las fuentes, la aceleración y el transporte de partículas energéticas solares y, en última instancia, proteger mejor los satélites y los astronautas en el futuro”.
En el transcurso de la misión de siete años de la sonda, su órbita se reducirá, acercándola más y más al sol en 21 aproximaciones.
La sonda orbitará a 62,7 millones de kilómetros de la superficie del Sol en 2024, más cerca que Mercurio. Aunque eso suena muy lejos, los investigadores equiparan esto con la sonda que se encuentra en la línea de cuatro yardas de un campo de fútbol y el Sol es la zona final.