(CNN) – El presidente Donald Trump tuiteó el domingo que Estados Unidos designará a antifa como una organización terrorista, a pesar de que el gobierno no tiene autoridad legal existente para etiquetar a un grupo totalmente nacional de la manera en que actualmente designa a las organizaciones terroristas extranjeras.

Funcionarios del gobierno actuales y de administraciones previas dijeron que sería inconstitucional que Estados Unidos proscribiera la actividad protegida por la Primera Enmienda dentro del territorio basándose simplemente en la ideología. La ley de Estados Unidos permite designar como terroristas a grupos extranjeros ya que pertenecer a esos grupos no goza de las mismas protecciones.

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Antifa, abreviatura de antifascistas, describe un amplio grupo de personas cuyas creencias políticas se inclinan hacia la izquierda, a menudo la extrema izquierda, pero no se ajustan a la plataforma del Partido Demócrata.

Las posiciones de antifapueden ser difíciles de definir, pero muchos miembros apoyan a las poblaciones oprimidas y protestan contra la acumulación de riqueza por parte de corporaciones y élites. Algunos emplean tácticas radicales o militantes para difundir sus mensajes.

Un problema adicional con la afirmación del presidente es que los grupos que se identifican como antifa son amorfos y no tienen un liderazgo central, aunque algunos activistas locales están altamente organizados, según los funcionarios federales de aplicación de la ley. Eso ha dificultado que las fuerzas del orden lidien con la violencia de los miembros de grupos que se autodenominan antifa.

El llamado del presidente a una designación terrorista se produce cuando Trump y el secretario de Justicia William Barr han señalado a los grupos de extrema izquierda como responsables de muchas de las protestas violentas en todo el país.

Funcionarios federales encargados de hacer cumplir la ley le dijeron a CNN que están al tanto de grupos externos que están detrás de la violencia y destrucción de la propiedad, utilizando el abrigo de las protestas legítimas en Minneapolis y otros lugares. Esos grupos extremistas domésticos incluyen anarquistas, supremacistas blancos y extremistas de izquierda, algunos de los cuales tienen afiliaciones superpuestas.

Un anuncio realizado por el Departamento de Justicia el domingo para utilizar las Fuerzas de Tarea Conjuntas contra el Terrorismo en todo el país para investigar parte de la violencia en las principales ciudades destaca la actividad izquierdista de antifa, aunque las autoridades policiales estadounidenses dicen que hay grupos de extrema izquierda y extrema derecha involucrados en los disturbios y ataques a la policía.

El enfoque de Trump y Barr en los grupos de izquierda también contrasta con las advertencias repetidas en los últimos años por parte de las fuerzas del orden público de EE. UU. de que el surgimiento de grupos de supremacía blanca se ha convertido en el mayor desafío del terrorismo interno. Christopher Wray, el director del FBI, ha expresado su preocupación por el aumento de la actividad supremacista blanca que impulsa la amenaza terrorista interna, en algunos casos superando la de los grupos terroristas extranjeros.

En respuesta al tuit del presidente, la directora del Proyecto de Seguridad Nacional de la ACLU, Hina Shamsi, dijo que “no hay autoridad legal para designar un grupo local” como organización terrorista.

“Como lo demuestra este tuit, el terrorismo es una etiqueta inherentemente política, fácil de abusar y mal utilizada. No existe una autoridad legal para designar a un grupo local. Cualquier designación de este tipo generaría importantes preocupaciones sobre el debido proceso y la Primera Enmienda”.

El Departamento de Justicia ha estudiado la cuestión de crear una ley de terrorismo interno para aplicar a las personas involucradas en la violencia y que pertenecen a grupos extremistas nacionales, pero los problemas constitucionales han sido un obstáculo para ese esfuerzo.

A pesar de las amenazas del presidente de designar a varios grupos como terroristas, lo más cerca que se ha acercado la administración Trump ocurrió cuando en las últimas semanas, el Departamento de Estado designó a un grupo supremacista blanco llamado Movimiento Imperial Ruso, que es un grupo extranjero pero tiene algunos partidarios en Estados Unidos, como un grupo terrorista global especialmente designado.