Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades hace décadas. Especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento. Productora de cine. Columnista de estilo de CNN en Español.
(CNN Español) – Por causa de esta pandemia, nuestro estilo de vida y costumbres han cambiado muchísimo. ¡Sin lugar a dudas! Y en los últimos meses es muy curioso lo bien (y lo rápido) que nos hemos adaptado a cosas nuevas, y dejado a un lado costumbres que eran parte de nuestras vidas. Y el no poder ir “de tiendas” con regularidad y absoluta libertad, aunque en algunas partes del mundo están abriendo poco a poco, es una de ellas. Una opción es comprar por internet, claro está, aunque para mí existe una posibilidad menos formal (que ya veo resurgiendo en algunas calles neoyorquinas) y es mi obsesión de toda la vida por las ventas ambulantes y los mercadillos callejeros.
Déjenme contarles…
Todo comenzó hace años en Florencia, Italia, con unas señoras que vendían en sus callecitas unos chales maravillosos. Recuerdo que me acerqué a verlos porque eran de un tejido muy suave, con el estampado de los papeles que en Florencia pintan a mano desde hace siglos, y eran preciosos. ¡Y solo costaban poco más de US$ 5! En colores pasteles, como esos papeles tan famosos, o en tonos dorados y plateados. Eran bellísimos y me compré 10 de ellos. Fue un flechazo inmediato que no ha cesado por un solo segundo.
¡Y ahí comenzó mi linda y extensa colección de chales, bufandas y pañuelos, que he ido comprando, por solo unos pocos dólares, en las calles de medio mundo! Y que probablemente existen también en tu ciudad.
En la moda estos son uno de los accesorios más útiles y bellos que podemos tener, pues transforman nuestro “look” al instante, e igual nos “visten” con una imagen más vistosa, de noche, que acentúan un estilo deportivo y más informal. Y cuando viajamos son ideales para llevar ropa muy básica, y transformarla con estos chales y bufandas. Es lo que hago siempre, y cada día disfruto escogiendo la pañoleta que me voy a poner.
Es notable que muchos de estos chales o pañoletas -muchos de ellos creados en la India, China, Turquía o por artesanos latinoamericanos o europeos- tienen tejidos excelentes y un diseño precioso, como si vinieran de casas de alta costura y costaran cientos de dólares. ¡Y cuestan muchísimo menos!
¿Otros objetos que pueden comprar en puestos callejeros?
Me encanta la joyería de fantasía que venden, mucha de ella artesanal; las boinas y sombreros, variedad de guantes, llaveros, billeteras, cubiertas para dispositivos móviles o teléfonos celulares; y en muchas ciudades (como París y Nueva York) ropa estilo “boho”, túnicas de algodón y chaquetas, y en invierno hasta capas con bordes de “faux fur”, o piel sintética, como una que compré en el Village de Nueva York en febrero pasado por US$ 50. Por supuesto, las copias de bolsos de marca abundan en muchas aceras -aunque ya no tienen la misma calidad de las que se vendían años atrás.
Y recuerda que todos estos objetos son 100% nuevos, y no debemos confundirlos con los de mercadillos de segunda mano, “flea markets”, mercados de pulgas o las tiendas conocidas como “thrift shops”. Estos, que también tienen objetos fascinantes, serán tema para otro artículo.