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FMI pronostica la peor recesión regional de la que se tenga registro

(CNN Español) -- América Latina y el Caribe, región que hoy es el nuevo epicentro mundial de la pandemia de covid-19, padecerá una recesión más aguda de lo que estimó, en abril, el Fondo Monetario Internacional.

El organismo financiero ahora anticipa que la región se contraerá en su conjunto un 9,4%, es decir, 4 puntos porcentuales más de lo estimado en abril. El FMI confirmó también que será la peor recesión registrada y le seguiría una recuperación parcial de 3,7%, en 2021.

Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional, escribió en un blog al respecto que las tasas de contagio por covid-19 y las muertes per cápita se acercan a las de Europa y las de Estados Unidos, y el número total de casos representa, aproximadamente, el 25% del total mundial. Werner agregó que el costo humano de la pandemia será trágico, con más de 100.000 vidas perdidas y un costo económico elevado.

Ante los altos niveles de informalidad y la poca preparación para manejar nuevos brotes, el funcionario del FMI recomendó a los países de la región ser muy cautelosos al considerar reabrir sus economías y permitir que la ciencia y los datos encaminen el proceso. Lo mismo que por factores como la elevada ocupación de camas de unidades de cuidados intensivos y la baja capacidad de prueba.

Werner informó que de los 70 préstamos aprobados, por US$ 25.000 millones, desde que arrancó la pandemia, 17 fueron para países en la región por un monto de US$ 5.200 millones. Además, se aprobó el acceso a la llamada Línea de Crédito Flexible del organismo, para los casos de Chile y Perú y fue renovada para Colombia. Estos casos, junto con el de México, suman US$ 107.000 millones de apoyo a través de la Línea de Crédito Flexible.

El director del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional dijo que la prioridad inmediata de la política fiscal debe seguir siendo proteger vidas y medios de subsistencia “lo que dado el espacio fiscal limitado en la región, requerirá priorizar el gasto y aumentar su eficiencia”. Además recomienda a las autoridades encontrar formas “creativas” de llegar a distintos segmentos de la sociedad, especialmente donde la informalidad es elevada.

Alejandro Werner adelanta que la respuesta de las autoridades a la pandemia generará preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda a mediano plazo en varios países y considera que para mitigarlas será clave mostrar compromisos con un plan de consolidación fiscal a mediano plazo y activar reformas estructurales, que mejoren el crecimiento económico.

Al explicar la corrección a la baja de sus pronósticos, el funcionario del FMI apuntó a un desempeño económico peor a lo esperado en el primer trimestre, para la mayoría de los países, y que otros indicadores, como la producción industrial, el consumo de electricidad, las ventas minoristas y el empleo, sugieren que la contracción económica que se registrará en el segundo trimestre del año será más profunda de lo previsto en abril. La actividad económica se mantendrá deprimida durante más tiempo en esta segunda mitad del 2020 por la rápida propagación de la pandemia y las medidas de distanciamiento social que deberán mantenerse por más tiempo. Todo ello, advierte, dejará mas cicatrices en el futuro.

Los riesgos se mantienen elevados, señaló Werner y lanzó la alerta de que la pandemia podría empeorar y profundizar el golpe a la actividad económica, deteriorar los balances de las empresas, aumentar la pobreza y la desigualdad, con el riesgo de reavivar tensiones sociales en toda América Latina y el caribe.

Sin embargo, el director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI no descartó que puedan darse sorpresas positivas en indicadores de alta frecuencia, como ha ocurrido recientemente en economías avanzadas. Un crecimiento global más sólido de lo esperado podría apoyar también las exportaciones, los precios de materias primas y el turismo.

Sobre las condiciones financieras externas, Werner dijo que se han aliviado en las últimas semanas, reflejo, en gran parte, de las fuertes acciones de los bancos centrales de economías avanzadas, lo que ha permitido que algunos países emitan deuda en el extranjero. No obstante, reconoció que las condiciones financieras son aún más estrictas que antes de la pandemia y espera se mantengan volátiles a futuro.

El funcionario del Fondo Monetario Internacional sugiere a los bancos centrales mantener una política monetaria acomodaticia ante un horizonte de inflación moderado, las brechas de producción negativas y un elevado desempleo. Además recomienda considerar recortes adicionales de tasas de interés y medidas que apunten a mercados específicos cuando sea necesario y posible. Todo ello, señala, para apoyar la actividad económica y asegurar el funcionamiento adecuado de los mercaos financieros.

En cuanto al empleo, Werner apuntó que serán importantes, para evitar el cierre de negocios que de otra forma son viables y reducir el desempleo a largo plazo, medidas para mantener las relaciones laborales -como el apoyo a la nómina y financiar el capital de trabajo-. Esas medidas apoyarían la recuperación, “minimizarían las cicatrices” y aumentarían el crecimiento potencial.

El director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, subrayó que las políticas de contención y mitigación deben calibrarse de forma tal que eviten una segunda ola de covid-19 y gestionar brotes localizados.

Por países, este es el escenario económico descrito por el funcionario del Fondo Monetario Internacional:

Argentina:

El PIB se contraerá aproximadamente un 10% en 2020, con mayores riesgos. El crecimiento se redujo a medida que la cuarentena más larga en el área metropolitana de Buenos Aires, una demanda externa mucho más débil y peores precios de los productos básicos deberían compensar con creces el paquete de apoyo fiscal, que sigue limitado por las limitadas opciones de financiamiento. Las incertidumbres relacionadas con el proceso de reestructuración de la deuda siguen pesando en la confianza.

Brasil:

De 9% será la contracción económica este 2020 y está rodeada de elevada incertidumbre, seguida de una recuperación del 3,6% en 2021.

Las autoridades han respondido fuertemente a la pandemia con recortes decisivos de tasas de interés y paquetes fiscales y de liquidez significativos, incluidos directas transferencias de efectivo dirigidas a grupos vulnerables.

La retirada de este estímulo pesará sobre el crecimiento en 2021, en medio de una economía interna que todavía se estaba encogiendo de hombros con respecto a la recesión de los años 2015-16. En este contexto, la política monetaria acomodaticia será esencial para apoyar la recuperación cíclica y retomar la agenda de reforma fiscal y estructural del Gobierno, clave para preservar la sostenibilidad fiscal e impulsar el crecimiento potencial y la confianza de los inversores.

Chile:

El FMI pronostica una contracción de 7,5% este 2020 y un repunte del 5,0% en 2021.

Al desempeño económico resistente del primer trimestre, le seguirá una brusca contracción de la actividad económica, en el segundo trimestre, por las estrictas medidas de distanciamiento social, y, en menor medida, una demanda externa más débil de los socios comerciales. Se espera que la recuperación de la actividad comience en el tercer trimestre y continúe en 2021, respaldada por medidas fiscales, monetarias y financieras sin precedentes.

Colombia:

Después de un primer trimestre débil, se espera que el PIB se contraiga un 7,8% en 2020, pero el crecimiento debería repuntar al 4,0 por ciento en 2021, a medida que la situación de salud se estabilice en el hogar y en otros lugares. En respuesta, el Banco Central redujo las tasas de interés y apoyó la liquidez del mercado, mientras que la regla fiscal se suspendió durante dos años para proporcionar suficiente flexibilidad para responder a las crisis sanitarias y económicas.

El FMI destacó que Colombia tomó medidas tempranas para limitar la propagación del virus, pero se espera que las interrupciones económicas asociadas con la pandemia (incluidos los precios más bajos del petróleo) generen la primera recesión en dos décadas.

México:

La respuesta fiscal es la mas reducida entre los países del G20, arriesgando una contracción más profunda y una recuperación más lenta con importantes cicatrices económicas. México debería aumentar el gasto ahora para proteger vidas y medios de vida, y elaborar una reforma fiscal creíble a mediano plazo, que brinde más espacio a corto plazo y brechas fiscales cercanas.

Las secuelas de la pandemia en México se ven agravadas por la caída de los precios del petróleo, la volatilidad de los mercados financieros internacionales, las interrupciones en las cadenas de valor mundiales y el debilitamiento de la confianza empresarial, como también se refleja en la disminución de la inversión previa al embate del nuevo coronavirus.

El FMI proyecta una caída del 10,5% de la economía mexicana en 2020 y una recuperación del crecimiento de 3,3% en 2021, que permita recuperar una porción modesta de la producción perdida. Se espera que la política monetaria se relaje aún más para hacer frente a los efectos de la combinación de un shock de la demanda y para preservar el funcionamiento de los mercados financieros.

Perú:

El pronóstico de crecimiento para 2020 sufrió una severa reducción de -14% por la combinación de factores: una demanda externa más débil y un período de cierre más largo de lo esperado, que han compensado con creces el fuerte apoyo económico del Gobierno y se ha traducido en fuertes pérdidas de empleo. Con el levantamiento de las restricciones de confinamiento, en el segundo semestre, se espera que la actividad económica se recupere gradualmente, alcanzando una expansión del 6,5% en 2021. Los riesgos a la baja siguen siendo prominentes y están particularmente vinculados con los desafíos nacionales y globales de controlar la pandemia.

Venezuela:

El FMI estimó una caída del 20% para la economía este año, y un 2021 en el que proyecta otra contracción, en ese caso del 5,0%.

El pronóstico de contracción para la región, de 9,4%, y si se excluye a Venezuela es 2 décimas de punto menos, es decir 9,2%.

Centroamérica, Panamá y República Dominicana

El FMI anticipa una recesión profunda en 2020 y una recuperación gradual en 2021.

El crecimiento se ve afectado por las restricciones internas y las repercusiones de otros shocks globales en los canales del comercio, el turismo y las remesas. Panamá resentirá particularmente la contracción del comercio, lo mismo que El Salvador y Nicaragua.

Se sumarán el colapso del turismo en República Dominicana y Costa Rica, y la debilidad de las remesas en el llamado Triangulo del Norte y Nicaragua.

Otros factores, como los desastres naturales, pueden ser un factor para El Salvador. Un aspecto positivo es que la caída en los precios del petróleo está mejorando los términos de intercambio para estos países.

El FMI destacó que estos países han mitigado la pandemia al aumentar el gasto social y en salud para los hogares con desempleados y personas vulnerables. Cuando sea factible, donde sea posible, flexibilizar la política monetaria y las garantías de crédito están apoyando el financiamiento y pueden respaldar el financiamiento de las empresas, difiriendo el pago de impuestos y el otorgamiento de apoyos específicos por sectores para permitir resolver los desafíos de liquidez en algunos países.

Sobre las economías del Caribe, el FMI destacó que han logrado aplanar la curva de la pandemia de covid-19, pero las actividades claves para sus economías han colapsado.

“Con el turismo llegando a un punto muerto virtual y los mercados de origen clave en las economías avanzadas que caen en una recesión más profunda, es probable que la región experimente una contracción muy aguda y prolongada en la actividad económica”.

Pese a la reapertura de las fronteras, desde junio, para algunos países del Caribe, las llegadas de turistas internacionales no regresarán a los niveles previos a la crisis, sino hasta los próximos tres años. Además, la fuerte caída de los precios del petróleo afecta a exportadores de productos básicos a través de una pérdida en las exportaciones y los ingresos fiscales. Otro riesgo adicional, advierte el FMI, lo plantea la temporada de huracanes.