(CNN) – En cientos de llamadas telefónicas altamente clasificadas con jefes de Estado extranjeros, el presidente Donald Trump estaba tan poco preparado para discutir asuntos serios, fue superado tan a menudo por líderes poderosos como el presidente ruso, Vladimir Putin, y el turco Recep Erdogan, y se comportó de manera tan abusiva con líderes de los principales aliados de Estados Unidos, que las comunicaciones ayudaron a convencer a algunos altos funcionarios estadounidenses —incluidos ex secretarios de Estado y de Defensa, dos asesores de Seguridad Nacional y el jefe de personal que estuvo más tiempo en el cargo— que el propio presidente representaba un peligro para la seguridad nacional, según funcionarios de la Casa Blanca y de inteligencia íntimamente familiarizados con el contenido de las conversaciones.
Las llamadas llevaron a los exfuncionarios de Trump –incluidos los asesores de Seguridad Nacional H.R. McMaster y John Bolton, el secretario de Defensa James Mattis, el secretario de Estado Rex Tillerson y el jefe de Gabinete de la Casa Blanca John Kelly, así como funcionarios de inteligencia– a concluir que el presidente a menudo era “delirante”, según lo expresaron dos fuentes, en su trato con líderes extranjeros. Las fuentes dijeron que había poca evidencia de que el presidente se volviera más hábil o competente en sus conversaciones telefónicas con la mayoría de los jefes de Estado a medida que pasaba el tiempo. Por el contrario, continuó creyendo que podía encantar, confundir o intimidar a casi cualquier líder extranjero para que capitulara ante su voluntad, y a menudo persiguió objetivos más en sintonía con su propia agenda de lo que muchos de sus principales asesores consideraban el interés nacional.
Las preocupaciones de estos funcionarios por las llamadas, y en particular por la deferencia de Trump hacia Putin, adquieren una nueva resonancia a partir de los informes que indican que el presidente pudo haber sabido en marzo que Rusia había ofrecido recompensas a talibanes para matar a tropas estadounidenses en Afganistán, y sin embargo no tomó ninguna medida. Las fuentes de CNN dijeron que hubo llamadas entre Putin y Trump sobre el deseo de Trump de poner fin a la presencia militar estadounidense en Afganistán, pero no mencionaron ninguna discusión sobre las supuestas recompensas a talibanes.
El mayor número de conversaciones telefónicas de Trump con un jefe de Estado fue, por lejos, con Erdogan, quien a veces telefoneaba a la Casa Blanca al menos dos veces por semana y lo comunicaban directamente con el presidente por orden de Trump, según las fuentes. Mientras tanto, el presidente intimidaba y degradaba a los líderes de los principales aliados de Estados Unidos, especialmente a dos mujeres. Le decía a la ex primera ministra Theresa May, del Reino Unido, que era débil y carecía de valor; y a la canciller alemana, Angela Merkel, que era “estúpida”.
Trump incesantemente se jactaba ante sus compañeros jefes de Estado, incluido al autocrático heredero real de Arabia Saudita Mohammed bin Salman y al dictador norcoreano Kim Jong Un, de su propia riqueza, su genio, sus “grandes” logros como presidente y la “idiotez” de sus predecesores en el Despacho Oval, según las fuentes.
En sus conversaciones con Putin y Erdogan, Trump se deleitaba especialmente en criticar a los expresidentes George W. Bush y Barack Obama y sugirió que tratar directamente con él, Trump, sería mucho más fructífero que el trato durante los gobiernos anteriores. “No sabían una m*****”, decía sobre Bush y Obama.
El panorama completo y detallado planteado por las fuentes de CNN de las llamadas telefónicas de Trump con líderes extranjeros es consistente con el tenor y algunos elementos sustantivos de un número limitado de llamadas descritas por el exasesor de Seguridad Nacional John Bolton en su libro The Room Where It Happened. Pero las llamadas descritas a CNN cubren un período mucho más largo que el de Bolton, son mucho más completas, y aparentemente más condenatorias.
Al igual que Bolton, las fuentes de CNN dijeron que el presidente parecía combinar continuamente sus propios intereses personales, especialmente los vinculados a la reelección y de venganza contra quienes percibía como críticos y políticos enemigos, con el interés nacional.
Para proteger el anonimato de quienes describieron las llamadas para este informe, CNN no revelará sus cargos ni los citará directamente. Más de una docena de funcionarios escucharon las llamadas telefónicas del presidente en tiempo real o recibieron resúmenes detallados y copias impresas de las grabaciones de las llamadas poco después de su finalización, dijeron las fuentes de CNN. CNN entrevistó a las fuentes repetidamente durante un período de cuatro meses que se extendió hasta junio.
Las fuentes sí mencionaron algunos casos en los que dijeron que Trump actuó de manera responsable y de acuerdo al interés nacional durante las conversaciones telefónicas con algunos líderes extranjeros. CNN contactó a Kelly, McMaster y Tillerson para obtener comentarios y no había recibido respuesta hasta el lunes por la tarde. Mattis no hizo comentarios.
Hasta el lunes por la tarde la Casa Blanca tampoco había respondido a una solicitud de comentarios.
Una persona familiarizada con casi todas las conversaciones con los líderes de Rusia, Turquía, Canadá, Australia y Europa occidental describió las llamadas de manera acumulativa como “abominaciones” tan graves para los intereses de Seguridad Nacional de Estados Unidos que si los miembros del Congreso escucharan a los testigos de las conversaciones reales o leyeran los textos y las notas ya no podrían mantener la confianza en el presidente, incluso muchos miembros republicanos de alto rango.
Atacar a los principales líderes aliados, especialmente a las mujeres
El efecto insidioso de las conversaciones proviene del tono de Trump, de sus arrebatos furiosos hacia los aliados mientras adula a los hombres fuertes autoritarios, de su ignorancia de la historia y de la falta de preparación tanto como de la sustancia problemática misma de las charlas, según las fuentes. Mientras estaba en el cargo, el entonces director de Inteligencia Nacional Dan Coats expresó su preocupación a los subordinados de que las discusiones telefónicas de Trump estuvieran socavando la conducta coherente de las relaciones exteriores y los objetivos estadounidenses en todo el mundo, dijo una de las fuentes de CNN. Y en las últimas semanas, el ex jefe de personal Kelly ha mencionado a varios individuos en privado el impacto dañino de las llamadas del presidente en la seguridad nacional de Estados Unidos.
Dos fuentes compararon muchas de las conversaciones del presidente con líderes extranjeros con las recientes “sesiones informativas” de prensa de Trump sobre la pandemia de coronavirus: divagaciones libres no basadas en datos, y pronunciamientos llenos de fantasía y extravagantes basados en su intuiciones, conjeturas, las opiniones de los presentadores de Fox News TV y la información errónea de las redes sociales.
Además de a Merkel y May, dijeron las fuentes, Trump regularmente intimidaba y menospreciaba a otros líderes de la alianza occidental durante sus conversaciones telefónicas, incluido el presidente francés, Emmanuel Macron, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y el primer ministro australiano, Scott Morrison. Y lo hacía de la misma manera hostil y agresiva con la que discutió sobre el coronavirus con algunos de los gobernadores de Estados Unidos.
Junto a Erdogan, ningún líder extranjero inició más llamadas con Trump que Macron, dijeron las fuentes. El presidente francés a menudo trataba de convencer a Trump de que cambiara el rumbo en materia de política ambiental y de seguridad, incluido el enfoque sobre el cambio climático y la retirada de Estados Unidos del acuerdo nuclear multilateral con Irán.
Macron normalmente no llegaba a “ninguna parte” en cuestiones importantes, mientras que Trump se irritaba ante la corriente de peticiones del presidente francés y lo sometía a arengas y conferencias egoístas que una fuente describió como “latigazos” verbales personalizados, especialmente sobre el hecho de que Francia y otros países no cumplieran con los objetivos de gasto de la OTAN, por sus políticas de inmigración liberal o sus desequilibrios comerciales con Estados Unidos.
Pero sus ataques más viciosos, dijeron las fuentes, estaban dirigidos a mujeres jefas de Estado. En conversaciones con May y Merkel, el presidente las despreció y denigró en diatribas descritas como “casi sádicas” por una de las fuentes y confirmadas por otros. “Algunas de las cosas que le dijo a Angela Merkel son simplemente increíbles: la llamó ‘estúpida’ y la acusó de estar bajo el control de los rusos… Él es más duro (en las llamadas telefónicas) con los que considera como debiluchos y más débiles con los que él cree que deberían ser duros”.
Las llamadas “son tan inusuales”, confirmó un funcionario alemán, que se tomaron medidas especiales en Berlín para garantizar que su contenido permaneciera en secreto. El funcionario describió el comportamiento de Trump con Merkel en las llamadas como “muy agresivo” y dijo que el círculo de funcionarios alemanes involucrados en el monitoreo de las llamadas de Merkel con Trump se ha reducido: “Es solo un pequeño círculo de personas involucradas y la razón, la principal razón, es que son realmente problemáticas”.
Las conversaciones de Trump con May, primera ministra del Reino Unido de 2016 a 2019, fueron descritas como “humillantes e intimidantes”, con Trump atacándola como “tonta” y sin sentido en su enfoque sobre el Brexit, la OTAN y los asuntos de inmigración.
“Se inquietaba por algo con Theresa May, y luego se ponía desagradable con ella en la llamada telefónica”, dijo una fuente. “Era la misma interacción en cada escenario –coronavirus o brexit– sin ningún filtro”, agregó.
Merkel permanecía tranquila y exteriormente imperturbable ante los ataques de Trump y regularmente contrarrestaba sus bravuconadas recitando hechos. El funcionario alemán citado anteriormente dijo que durante la visita de Merkel a la Casa Blanca hace dos años, Trump mostró un “comportamiento muy cuestionable” que “fue bastante agresivo”. “La canciller permaneció tranquila y eso es lo que hace por teléfono”, explicó.
La primera ministra May, por el contrario, se volvía “neviosa y agitada” en sus conversaciones con el presidente. “Claramente la intimidó y tenía la intención de hacerlo”, dijo una de las fuentes de CNN. En respuesta a una solicitud de comentarios sobre el comportamiento de Trump en las llamadas con May, desde Downing Street remitieron a CNN a su sitio web. El sitio enumera breves descripciones del contenido de algunas llamadas y evita cualquier mención al tono o a tensiones. La embajada de Francia en Washington declinó hacer comentarios, mientras que las embajadas de Rusia y Turquía no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Preocupaciones por las llamadas con Putin y Erdogan
Las llamadas con Putin y Erdogan eran particularmente atroces en términos de que Trump casi nunca estaba preparado de manera sustancial y, por lo tanto, quedaba susceptible a que lo aventajaran de varias maneras, según las fuentes, en parte porque esas conversaciones (como la mayoría con los jefes de Estado) fueron casi seguramente grabadas por los servicios de seguridad y otras agencias de sus países.
En sus intercambios telefónicos con Putin, informaron las fuentes, el presidente hablaba principalmente sobre sí mismo, con frecuencia en términos exagerados y enérgicos: promocionando su éxito “sin precedentes” en la construcción de la economía estadounidense; afirmando en lenguaje burlón lo mucho más inteligente y “más fuerte” que era que “los imbéciles” y “debiluchos” que estuvieron antes que él en la Presidencia (especialmente Obama); deleitándose con su experiencia dirigiendo el concurso de Miss Universo en Moscú, y obsequiosamente cortejando la admiración y aprobación de Putin. Putin “simplemente lo supera”, dijo un funcionario administrativo de alto nivel, comparando al líder ruso con un gran maestro de ajedrez y a Trump con un jugador ocasional de damas. Mientras Putin “desestabiliza a Occidente”, dijo esta fuente, el presidente de Estados Unidos “se sienta allí y piensa que puede plantarse lo suficiente como hombre de negocios y tipo duro y que Putin lo respetará” (a veces las conversaciones entre Putin y Trump sonaban como “dos tipos en un baño turco”, agregó una fuente).
En numerosas llamadas con Putin que fueron descritas a CNN, Trump dejó a los principales asistentes de Seguridad Nacional y a sus jefes de personal estupefactos, menos por las concesiones específicas que hizo que por su actitud –excesivamente solícito de la admiración de Putin y aparentemente buscando su aprobación–, mientras que generalmente ignoraba la experiencia política sustancial y los asuntos importantes en la agenda bilateral permanente, incluidos los derechos humanos y un acuerdo de control de armas, que nunca se trató de una manera en que avanzaran los objetivos compartidos por Rusia y Estados Unidos que Putin y Trump profesaban favorecer, dijeron las fuentes de CNN.
A lo largo de su Presidencia, Trump ha promocionado el lema de “Estados Unidos Primero” como su estrella del norte en política exterior, promoviendo la opinión de que los aliados y adversarios de Estados Unidos se han aprovechado económicamente de la buena voluntad de Estados Unidos en el comercio. Y que los aliados más cercanos de Estados Unidos necesitan aumentar su participación en el gasto colectivo de defensa. Frecuentemente justifica su aparente deferencia hacia Putin argumentando que Rusia es un jugador mundial importante y que a Estados Unidos le interesa tener una relación constructiva y amistosa, lo que requiere un reinicio de las relaciones con Moscú a través de su diálogo personal con Putin.
En entrevistas separadas, dos funcionarios de alto nivel del Gobierno familiarizados con la mayoría de las llamadas entre Trump y Putin dijeron que el presidente elevó ingenuamente a Rusia –un Estado totalitario de segunda categoría con menos del 4% del PIB mundial– y a su líder autoritario casi a la par de Estados Unidos y su presidente al socavar la visión más dura y realista de Rusia expresada por el Congreso de Estados Unidos, las agencias de inteligencia estadounidenses y el consenso de larga data en la política de posguerra de Estados Unidos y sus aliados europeos. “Él (Trump) regala la ventaja que se ganó duramente en la Guerra Fría”, dijo uno de los funcionarios, en parte “dando a Putin y Rusia una legitimidad que nunca tuvieron”, agregó. “Le ha dado a Rusia un salvavidas, porque no hay duda de que son un poder en declive… Está jugando con algo que no entiende y les está dando un poder que usarían (agresivamente)”, opinó.
Ambos funcionarios citaron la decisión de Trump de sacar a las tropas estadounidenses de Siria, una medida que benefició tanto a Turquía como a Rusia, como quizás el ejemplo más grave. “Negociaba mal”, dijo uno de ellos.
La frecuencia de las llamadas con Erdogan, en las que el presidente turco presionaba continuamente a Trump para obtener concesiones políticas y otros favores, fue especialmente preocupante para McMaster, Bolton y Kelly, más incluso debido a la facilidad con que Erdogan pasó por alto los protocolos y procedimientos del Consejo de Seguridad Nacional (NSC, por sus siglas en inglés) para llegar al presidente, dijeron dos de las fuentes.
Erdogan se volvió tan experto en saber cuándo comunicarse directamente con el presidente que algunos ayudantes de la Casa Blanca se convencieron de que los servicios de seguridad de Turquía en Washington estaban usando la agenda de Trump para proporcionarle información sobre cuándo estaría disponible el presidente para una llamada.
En algunas ocasiones Erdogan lo alcanzó en el campo de golf y Trump retrasó el juego mientras los dos hablaban largamente.
Dos fuentes describieron al presidente como deplorablemente desinformado sobre la historia del conflicto sirio y el Medio Oriente en general, y dijeron que a menudo lo tomaron desprevenido y carecía de los conocimientos suficientes para participar en igualdad de condiciones en una discusión política con Erdogan. “Erdogan le ganaba por lejos”, dijo una de las fuentes.
Las fuentes dijeron que las decisiones políticas perjudiciales de Estados Unidos sobre Siria, incluida la directiva del presidente de sacar a las fuerzas estadounidenses del país, que luego permitió a Turquía atacar a los kurdos que habían ayudado a Estados Unidos a luchar contra ISIS y debilitó el papel de la OTAN en el conflicto, estuvieron directamente relacionadas con la capacidad de Erdogan de salirse con la suya en las llamadas telefónicas.
Trump ocasionalmente se enojaba con Erdogan, a veces debido a las demandas de que se otorgara a Turquía un estatus comercial preferencial, y porque el líder turco no quería liberar a un pastor evangélico estadounidense encarcelado, Andrew Brunson, acusado de “ayudar al terrorismo” en el golpe de 2016 que intentó derrocar a Erdogan. Brunson fue finalmente liberado en octubre de 2018.
A pesar de la falta de aviso previo para muchas de las llamadas de Erdogan, existen conjuntos completos de notas de las personas designadas para tomar apuntes en la Casa Blanca, así como textos computarizados generados a partir de las conversaciones, según las fuentes.
Según una fuente de alto nivel, también existen resúmenes y lecturas de conversaciones de las discusiones del presidente con Erdogan que podrían reforzar las acusaciones de Bolton contra Trump en el llamado “caso Halkbank”, que involucra a un importante banco turco con presuntos vínculos con Erdogan y su familia. Esa fuente dijo que el asunto se planteó en más de una conversación telefónica entre Erdogan y Trump.
Bolton escribió en su libro que en diciembre de 2018, a instancias de Erdogan, Trump se ofreció a interferir en una investigación del entonces fiscal federal del distrito sur de Nueva York, Geoffrey Berman, sobre el banco turco acusado de violar las sanciones de Estados Unidos contra Irán.
“Trump luego le dijo a Erdogan que se encargaría de las cosas, explicando que los fiscales del Distrito Sur no eran su gente, sino la gente de Obama, un problema que se solucionaría cuando fueran reemplazados por su gente”, escribió Bolton. La oficina de Berman finalmente presentó una acusación contra el banco en octubre de 2019 por fraude, lavado de dinero y otros delitos relacionados con la participación en un esquema multimillonario para evadir las sanciones de Estados Unidos contra Irán. El 20 de junio, Trump despidió a Berman, cuya oficina también está investigando a Rudy Giuliani, el abogado personal del presidente, después de que el fiscal se negara a renunciar por orden del secretario de Justicia, William Barr.
A diferencia de Bolton, las fuentes de CNN no afirmaron ni sugirieron específicamente que las llamadas de Trump con Erdogan podrían haber dado lugar a un juicio político debido a la posible evidencia de una conducta ilegal por parte del presidente. Más bien caracterizaron las llamadas de Trump con los jefes de Estado en su conjunto como evidencia de la “incapacidad” general de Trump para la Presidencia por motivos de temperamento e incompetencia, una afirmación que Bolton también hizo en una entrevista para promocionar su libro con ABC News la semana pasada. “No creo que sea apto para el cargo. No creo que tenga la competencia para llevar a cabo el trabajo”, dijo Bolton.
Los comentarios y las quejas de la familia alimentan el enfoque de Trump
CNN habló con fuentes familiarizadas con las llamadas telefónicas del presidente repetidamente durante un período de cuatro meses. En sus entrevistas, las fuentes tuvieron mucho cuidado de no revelar información específica de seguridad nacional y detalles clasificados, sino que describieron el amplio contenido de muchas de las llamadas y el tenor general y la metodología del enfoque de Trump en sus conversaciones telefónicas con líderes extranjeros.
Además de la transcripción a partir de un software, casi todas las conversaciones telefónicas de Trump con Putin, Erdogan y los líderes de la alianza occidental se complementaron y documentaron con extensas notas (y a menudo resúmenes) preparadas por Fiona Hill, asistente adjunta del presidente y directora principal del Consejo de Seguridad Nacional para Europa y Rusia hasta su dimisión el año pasado. Hill escuchó la mayoría de las llamadas del presidente con Putin, Erdogan y los líderes europeos, según su testimonio a puerta cerrada ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes en noviembre pasado.
Elementos de ese testimonio de Hill, si son reexaminados por los investigadores del Congreso, podrían proporcionar una hoja de ruta detallada de las conversaciones ampliamente documentadas del presidente, dijeron las fuentes. La Casa Blanca y los funcionarios de inteligencia familiarizados con las transcripciones generadas por voz y los documentos subyacentes acordaron que su contenido podría ser devastador para la posición del presidente ante los miembros del Congreso de ambos partidos –y ante el público– si se revelan con gran detalle (no hay duda de que Trump invocaría el privilegio ejecutivo para mantener las conversaciones privadas. Sin embargo, algunos exfuncionarios con conocimiento detallado de muchas de las conversaciones podrían estar dispuestos a testificar sobre ellas, dijeron las fuentes).
En una de las primeras llamadas entre Putin y Trump, el yerno del presidente, Jared Kushner, e Ivanka Trump estaban en la sala para escuchar, uniéndose a McMaster, Tillerson, Hill y un ayudante del Departamento de Estado de Tillerson.
“La llamada estaba desparramada”, dijo un delegado del NSC que leyó un resumen detallado de la conversación, en la que Putin habló sustancialmente y en detalle, y Trump se apoyó en breves ráfagas autobiográficas de fanfarronería, autocomplacencia y halagos hacia Putin. Según lo descrito por CNN, Kushner e Ivanka Trump fueron inmediatamente efusivos en sus elogios de cómo Trump había manejado la llamada, mientras que Tillerson (que conocía bien a Putin por sus años en Rusia como ejecutivo petrolero), Hill y McMaster se mostraron escépticos.
Hill, autora de una biografía de Putin, comenzó a explicar algunos de los matices que percibió de la llamada, según las fuentes de CNN, ofreciendo información sobre la psicología de Putin, su típico enfoque de “conversación suave” y lineal y lo que el líder ruso estaba tratando de lograr en la llamada. Trump interrumpió a Hill, y el presidente continuó discutiendo la llamada con Jared e Ivanka, dejando en claro que quería escuchar la felicitación de su hija y su esposo, en lugar de cómo Hill, Tillerson o McMaster juzgaron la conversación.
McMaster vio esa llamada telefónica temprana con Putin como indicativo de la conducta de toda la relación entre Rusia y el Gobierno de Trump, según las fuentes –una conclusión a la que llegaron posteriormente asesores en Seguridad Nacional y jefes de personal, así como otros funcionarios de alto rango de Inteligencia: a diferencia de los gobiernos anteriores, hubo relativamente pocos tratos significativos entre profesionales militares y diplomáticos, incluso en los niveles más altos, porque Trump, desconfiado de los expertos y desdeñoso de sus intentos de informarlo, condujo la relación en gran medida ad hoc con Putin y casi totalmente solo. Finalmente, Putin y los rusos aprendieron que “nadie tiene la autoridad para hacer nada”, y el líder ruso usó esa información para sacar ventaja, dijo una de las fuentes de CNN.
Los Kushner también estuvieron presentes en otras llamadas importantes con líderes extranjeros e hicieron evidente su primacía, alentados por el presidente incluso en asuntos de política exterior en los que su hija y su esposo no tenían experiencia. Casi nunca, según las fuentes de CNN, Trump leería los materiales informativos preparados para él por el personal de la CIA y el NSC antes de sus llamadas con los jefes de Estado.
“Él no los consultará, ni siquiera obtendrá su sabiduría”, dijo una de las fuentes, quien citó a bin Salman de Arabia Saudita como uno de los primeros de una lista de líderes a quienes Trump “levantaría el teléfono y llamaría sin que nadie estuviera preparado”, un escenario que frecuentemente confrontaba al NSC y ayudantes de inteligencia. La fuente agregó que la reacción indefensa de los asistentes “con frecuencia sería: ‘Oh, Dios mío, no hagas esa llamada telefónica’”.
“La opinión de Trump es que es un mejor juez de carácter que cualquier otra persona”, dijo una de las fuentes de CNN. El presidente rechazó constantemente los consejos de los jefes de Defensa, Inteligencia y Seguridad Nacional de Estados Unidos de que debía abordar al presidente ruso con más firmeza y menos confianza. Las fuentes de CNN señalaron el ejemplo público más notable como “emblemático”: Trump, de pie junto al presidente ruso en su reunión en Helsinki, Finlandia, en junio de 2018, diciendo que “no vio ninguna razón por la cual” Rusia hubiera interferido en las elecciones presidenciales de 2016 a pesar de los hallazgos de toda la comunidad de Inteligencia de Estados Unidos sobre la intervención de Moscú. “El presidente Putin fue extremadamente fuerte y poderoso en su negación hoy”, dijo Trump.
La dinámica común y abrumadora que caracteriza las conversaciones de Trump con los dictadores autoritarios y también con los líderes de las democracias más grandes del mundo es su afirmación constante de sí mismo como el tema definitorio y el subtexto de las llamadas, casi nunca Estados Unidos y su lugar histórico y liderazgo en el mundo, según fuentes íntimamente familiarizadas con las llamadas.
En numerosas llamadas con los líderes del Reino Unido, Francia, Alemania, Australia y Canadá, los aliados más cercanos de Estados Unidos en los últimos 75 años, en toda la era de la posguerra, Trump generalmente hacía un reclamo casi como por defecto o leitmotiv de la conversación, cualquiera fuera la supuesta agenda de la llamada, según esas fuentes.
“Todo fue siempre personalizado, con todo el mundo haciendo cosas terribles para estafarnos, lo que significaba estafarme a ‘mí’ –Trump–. No podría –o no lo haría- ver o enfocarse en el panorama general”, dijo un funcionario.
La fuente citó un caso notoriamente demostrable en el que Trump se resistió a pedir a Angela Merkel (a instancias del Reino Unido) que responsabilizara públicamente a Rusia de los llamados envenenamientos radiactivos de “Salisbury” de un exespía ruso y su hija, en los que Putin había negado cualquier implicación rusa a pesar de la gran cantidad de pruebas de lo contrario. “Se necesitó mucho esfuerzo” para que Trump planteara el tema, dijo una fuente. En lugar de abordar la responsabilidad de Rusia por los envenenamientos, Trump hizo que el foco de la llamada fuera –en términos personalmente degradantes– el enfoque supuestamente inaceptable de Alemania y Merkel para compartir la carga de los aliados. Finalmente, dijeron las fuentes, instado por su personal del NSC Trump abordó el tema de los envenenamientos, casi a regañadientes.
“Con casi todos los problemas, todo lo que se necesita (en sus llamadas telefónicas) es que alguien le pida que haga algo como presidente en nombre de Estados Unidos y no lo ve de esa manera; va a ser estafado; no le interesan los temas de cooperación o trabajar en ellos juntos; en lugar de eso, está desviando las cosas o empujando los problemas reales a una esquina”, dijo un funcionario de Estados Unidos.
“No había un sentido de ‘Equipo Estados Unidos’ en las conversaciones”, o de Estados Unidos como una fuerza histórica con ciertos principios democráticos y liderazgo del mundo libre, dijo el funcionario. “Lo contrario. Era como si Estados Unidos hubiera desaparecido. Siempre fue ‘solo yo’”, explicó.
Nicole Gaouette de CNN contribuyó a este informe.