Nota del editor: Dick Durbin, demócrata, es senador estadounidense de Illinois. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Ver más opinión en CNNe.com/opinion.
(CNN) – Los padres del Dr. Manuel Bernal lo trajeron a Estados Unidos cuando solo tenía dos años. Creció en Memphis, Tennessee. Se graduó entre los mejores de su clase en la escuela secundaria y fue líder de varias sociedades de honor.
Manuel continuó su educación en la Universidad de Tennessee en Chattanooga, donde se graduó summa cum laude con especialización en Biología y Química. Durante la universidad, Manuel trabajó como escribiente médico para los galenos en la sala de emergencias de un pequeño hospital comunitario en Chattanooga. Después de esta experiencia, decidió que él mismo quería convertirse en médico de la sala de emergencias.
Manuel eligió estudiar Medicina en la Escuela de Medicina Chicago Stritch de la Universidad de Loyola. Fue uno de las docenas de beneficiarios del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) en Stritch, la primera escuela de Medicina en admitir estudiantes de DACA.
Hoy, Manuel es residente de la sala de emergencias en el Advocate Christ Medical Center en Chicago, uno de los hospitales más concurridos del lado sur de Chicago. Ha estado especialmente ocupado durante la pandemia de salud pública.
Mientras Manuel arriesga su vida cuidando a innumerables residentes de Illinois enfermos por el coronavirus, su futuro está en juego: durante casi tres años, el presidente Donald Trump ha empujado su lucha para derogar DACA hasta la Corte Suprema.
Afortunadamente, la semana pasada la Corte Suprema le provocó una sonrisa además de un suspiro de alivio tanto a Manuel como a unos 650.000 jóvenes como él en Estados Unidos.
Manuel puede continuar trabajando y viviendo en Estados Unidos sin temor a ser deportado… al menos por el momento.
La lucha continúa para dar a estos beneficiarios de DACA, comúnmente conocidos como “soñadores”, un futuro en el único país que conocen como su hogar. Aunque este fallo histórico de la Corte Suprema es un paso en la dirección correcta, no solidifica el futuro de estos jóvenes inmigrantes.
Hace casi 20 años, presenté el Dream Act bipartidista con el entonces senador republicano de Utah Orrin Hatch. Este proyecto de ley le da a los “soñadores” un camino hacia la ciudadanía.
La Cámara de Representantes controlada por los demócratas aprobó el instrumento en 2010, pero fracasó por solo unos pocos votos en el Senado. Luego fue aprobada por el Senado en 2013 como parte del proyecto de ley integral de reforma migratoria que la Cámara de Representantes controlada por los republicanos nunca llevó al pleno para su votación.
Lamentablemente, durante décadas los “soñadores” como Manuel han vivido en el purgatorio de inmigración debido a la incapacidad del Congreso para reunir el coraje para resolver este problema. La retórica odiosa del presidente, el fracaso en la protección de los dreamers y la inclinación a utilizar la inmigración para dividirnos solo han empeorado el clima político para resolver el problema de DACA de una vez por todas.
Hipotéticamente hablando, Trump podría intentar derogar DACA nuevamente mañana si así lo desea. De hecho, la semana pasada, Trump tuiteó: “En breve enviaremos documentos mejorados para cumplir adecuadamente con el fallo y la solicitud de ayer de la Corte Suprema”.
Mientras el presidente Trump considera qué hacer a continuación, debe saber que más de 200.000 dreamers son empleados esenciales y más de 40.000 son trabajadores de la salud, como Manuel. Sería una tragedia estadounidense, al enfrentar esta emergencia nacional, perder a estos jóvenes valientes y talentosos. Están salvando vidas todos los días y arriesgando las suyas para hacerlo.
Depende del Congreso asegurar que Manuel y decenas de miles de otros en nuestra fuerza laboral esencial no se vean obligados a dejar de trabajar, mientras sus servicios se necesitan ahora más que nunca.
La ley bipartidista de American Dream and Promise Act ha estado pendiente en el Senado en manos del líder de la mayoría, Mitch McConnell, durante más de un año. Él podría llevar este proyecto de ley al debate y a votación, y así dar a cientos de miles de “soñadores” una oportunidad real de salir del limbo y convertirse en ciudadanos de este gran país. El lunes pasado, todo el Grupo de Legisladores Demócratas del Senado le pidió que hiciera exactamente eso.
Mientras sea senador de Estados Unidos, continuaré abogando por Manuel y otros soñadores como él que simplemente desean tener la oportunidad de demostrar su valía y ganarse su camino hacia un futuro en Estados Unidos. Estos jóvenes inmigrantes son lo que Estados Unidos es, y vale la pena esta lucha sin importar las probabilidades.
En momentos en que una pandemia amenaza nuestra salud pública y nuestra economía de maneras inimaginables, estos dreamers han dado un paso adelante en tiempos de gran necesidad. Ya es hora de que hagamos lo mismo por ellos.