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Nota del editor: Mari Rodríguez Ichaso ha sido colaboradora de la revista Vanidades desde hace décadas. Especialista en moda, viajes, gastronomía, arte, arquitectura y entretenimiento. Productora de cine. Columnista de estilo de CNN en Español. Las opiniones expresadas en este comentario son suyas. Ver más artículos como este en CNNe.com/opinion.

(CNN en Español) – Ya han pasado varios meses desde que estamos confinados en casa y no hay duda de que esta situación nos ha puesto un poco obsesivos con la comida. ¡Incluso abundan los chistes y conversaciones por videochats sobre nuestros muchos viajes al refrigerador!

Hablar de recetas, porque muchas hemos aprendido a cocinar, igual que de platillos gourmet es muy común. Como la gran mayoría de nuestros planes de viaje han quedado suspendidos por el momento, el consenso entre mis amigas en Zoom es que hay ciudades que tan solo con un poco de imaginación las podemos disfrutar desde la distancia.

¡Y la exquisita París, que ya se ha reabierto a los visitantes, es una de ellas!

Déjenme contarles… Cuando era pequeña, creciendo en La Habana, el sueño de mi vida era conocer París. ¡Y me conocía de memoria el mapa de la ciudad y hasta el diagrama, piso por piso, del Museo del Louvre! Era maravilloso planear las caminatas que algún día haría, y que muchos años más tarde pude hacer. Y, sin equivocarme, creo que sigue siendo el sueño de muchas de nosotras.

¡Ay, París! y ese glamoroso je ne sais quoi (yo no sé qué) de la ciudad. Un encanto misterioso que no podemos definir exactamente. El trazado perfecto de sus avenidas. Los edificios emblemáticos, y hasta ese cielo entre gris y azul son maravillosos. Una vez el propio Karl Lagerfeld me dijo que “la luz parisina nos embellece a todos”. Y es cierto, porque es suave y diáfana. ¡Como un velo que oculta los defectos!

Y ese divino atractivo donde la historia, la moda, la belleza y los personajes más fascinantes nos dan la bienvenida, ha sido siempre un imán para los viajeros de todas las edades en todo el mundo. ¡Y su tradición gourmet es una de sus más importantes características y de ello quiero comentarte hoy!

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París gourmet: Place de la Madeleine

Parte integral de la París más deseada y famosa es sin duda su comida. Su maravillosa cuisine. Ese destino que nos enloquece y nos trae deliciosos placeres. Un amor por la gastronomía que se remonta siglos atrás, y donde tan solo entrando en una pastelería -la más sencilla de las patisseries de barrio-, el olor de la mantequilla es casi un afrodisíaco.

Lugares donde encontramos confecciones que parecen miniobras de arte. Y entre los cientos de pastelerías y panaderías - ¡recuerden estos datos! - comencemos este viaje virtual con una visita a la zona de la iglesia de la Madeleine.

En Rue Royale está la patisserie-salón de té Ladurée. Desde 1862 allí ofrecen los divinos macarons de almendra rellenos de muchos sabores -y otros dulces muy bellos, como el St. Honoré vanille, el ispahan de rosas y frambuesas, o el cocobot de coco y maracuyá. Tomar el té en su salón, con los grandes ángeles pintados en el techo, es un placer como pocos.

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Algo curioso es que cuando fue fundado, Ladurée era un lugar donde las mujeres se podían reunir solas, con total independencia y sin que nadie las criticara.

Saliendo de Ladurée, rodeando la emblemática iglesia de la Madeleine, encontrarás tiendas de gastronomía como La Maison Maille, que desde 1747, sirve a reyes y emperadores sus famosas mostazas y vinagres, en la Place la Madeleine, o Fauchon: desde sus humildes orígenes vendiendo frutas a finales de los 1800, creció y hoy en la Place de la Madeleine, es un imperio de la gastronomía. Sus emblemáticos estuches blancos y negros, atados con cintas rosa, llenas de maravillas gourmet, como mostazas, patés, frutas, chocolates, tés y champañas, son del regalo ideal.

Del otro lado de la iglesia –pasando la famosa tienda de vinos Nicolas- hay dos restaurantes de esos que no puedes dejar de conocer: La Maison de la Truffe y Caviar Kaspia, uno al lado del otro, donde se pueden degustar verdaderas maravillas. Si nunca has probado las trufas, ordena sus famosos fettucine con trufas -o sus raviolis a la trufa. También la sopa de trufas negras o su queso craquant de brie con trufas.

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Es un lugar pequeño y elegante, donde la fragancia de las trufas frescas de temporada -los llamados ‘diamantes negros de la gastronomía’- te envuelve y te fascina. Recomiendo también probar su aceite de trufas para llevar a casa.

Justo al lado tiene una variedad extraordinaria de caviares de todo el mundo. Su caviar Kaspia es favorito de varios famosos desde 1927: Cocó Chanel e Yves Saint Laurent, igual que Naomi Campbell, Kendall Jenner y muchas modelos famosas. Otros platos destacados son su papa asada con caviar y la degustación de caviar -que cuesta casi US$ 1.000-. También ofrecen un espacio más íntimo, el Kaspia Le Bar, en Galeries Lafayette.

 La Rue Mouffetard, Saint Germain y más…

Una antigua calle de la rive gauche u orilla izquierda de París, es la Rue Mouffetard donde una caminata te llevará por un mercado (marché) que tiene venta de frutas, vegetales, pollos asados en plena calle al estilo rotisserie, al igual que quesos, patés y tiendas muy cool. Si eres amante de la gastronomía chequea esta diversa calle. Así como hizo el recordado Anthony Bourdain en el restaurante Le Papillon, en su programa No Reservations.

No muy lejos, caminando hacia la encantadora zona de la Plaza Saint Germain des Prés (la París típica de los afiches de turismo) tienes que conocer dos restaurantes que me encantan: la antigua Brasserie Lipp, que tiene la chocroute alsaciana más deliciosa de la ciudad) y Le Procope, el café más antiguo de la capital francesa, fundado en 1686 en varios niveles, donde Rousseau comía su Coq Au Vin, y Napoleón dejó una vez su bicornio. Su comida y ambiente son absolutamente maravillosos. Cuando voy, ordeno el menú del día, que incluye varios platos y una delicia sorprendentemente nada cara. Un imperdible: haz un recorrido por sus múltiples salones.

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Como parte de tu recorrido, visita los dos cafés más famosos de París. Les Deux Magots y el Café de Flore (ambos fundados en la década de 1880), donde se ha hecho historia a través de siglos. Estos lugares eran visitados por Ernest Hemingway, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Albert Camus y muchos otros artistas y pensadores de la época. Sentarnos allí a ver pasar el mundo o desayunar o almorzar deliciosamente es una experiencia única en París.

Mientras tanto, en este recorrido virtual, te recomiendo visitar el sitio web oficial de cada uno y conocer su fascinante historia antes de que vayas allí en persona en el futuro.

En esta zona de la orilla izquierda del río Sena –a 15 minutos a pie de los cafés- está la muy chic tienda Bon Marche con su famoso mercado de gastronomía La Grande Epicerie. Es otro imperdible.

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Lugares y momentos parisinos inolvidables

Es imposible contarte en una columna todo lo que puedes experimentar en París -una de mis ciudades favoritas de toda la vida-, pero hay ciertos momentos y lugares que son casi una obligación. Por ahora puedes recorrerlos virtualmente a través de sus sitios web y hasta los mapas disponibles en internet, pero te aseguro que cuando los conozcas, los disfrutarás el doble.

1.- Probar (y llevar a casa) el chocolate caliente de Angelina, desde 1903 en 226, rue de Rivoli, donde Marcel Proust adoraba sentarse por horas y horas y escribir su legendario libro “À la recherche du temps perdu”(En busca del tiempo perdido), mientras comía su preferido mont blanc de crema batida y puré de castañas.

2.- La vista y el rico almuerzo del Café Marly, en una terraza del Museo del Louvre frente a la Pirámide de Cristal de Pei.  Un momento que recordarás toda la vida. Siéntate en su terraza. Y no dejes de visitar el cuarto de baño y ver salones del museo desde sus cristales.

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3.- Las tartas de citron y de fraises de la Pastelería Paul, que tiene varias sucursales.

4.- La famosa y superdeliciosa comida judía en L’As du Fallafel, en el Barrio Judío de Paris, en Le Marais. En esta zona hay varias pastelerías. Vale la pena hacer la fila y probar el fallafel más delicioso de París, y un schnitzel de pollo o poulet pané, que es increíble. Hay opciones vegetarianas y también kosher. Después, camina por el muy de moda Marais y visita el Museo Picasso.

5.- Visita y prueba cocteles en el Bar Hemingway del renovado y elegantísimo hotel Ritz en la Place Vendôme o toma el té con pasteles y champán en su Salón Proust. Además, el hotel ofrece clases de cocina y es una experiencia encantadora.

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6.- Una cena en el premiado por Michelin Jules Verne en la Torre Eiffel es inolvidable, ahora con las especialidades del chef Fréderic Anton. Igual que cenar en la misma mesa de esquina del Le Grand Vefour, donde lo hacían Colette y Jean Cocteau –cerca de la que siglos antes usaba Napoleon- en la zona del Palais Royal. Un lugar ideal para un almuerzo romántico.

7.- Si toda tu vida has soñado con cenar en el legendario y premiado por Michelin La Tour d’Argent (fundado en 1582 y muy visitado por el rey Enrique IV, allí podrás ver desde la ventana de tu mesa pasar los barcos (bateaux mouches) surcando el río Sena. Su pato prensado de Frederic Delair es su famosa especialidad, de la que han servido más de un millón y del que cada comensal que lo ordena, recibe una tarjeta con la identificación del número del platillo que ha comido.

8.- En la noche, recomiendo una cena en alguno de los muchos restaurante o cafés para todos los presupuestos de los Campos Elíseos, teniendo como fondo el Arco de Triunfo iluminado. Hay algunos muy belloz como L’Alsace, Ladurée, el famoso Fouquet´s, y otros más económicos como Pizza Pino, Leon de Bruxelles, e incluso un gran McDonald’s con terraza al aire libre.

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Hasta acá llegamos con este viaje virtual por la París gourmet y los lugares que me parecen fundamentales para conocer sus tesoros gastronómicos.

Comienza a soñar, que más temprano que tarde, podrás visitar todos estos lugares en persona.