Nota del editor: Kara Alaimo, profesora asociada de Relaciones Públicas en la Universidad de Hofstra, es autora de “Pitch, Tweet, o Engage on the Street: How to Practice Global Public Relations and Strategic Communication”. Fue portavoz de asuntos internacionales en el Departamento del Tesoro de EE.UU. durante la administración Obama. Sígala en Twitter en: @karaalaimo. Las opiniones expresadas pertenecen a la autora. Mira más artículos como este en cnne.com/opinion.
(CNN) – Un ataque cibernético a varias cuentas destacadas en Twitter la semana pasada expuso una realidad alarmante a menos de cuatro meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Las compañías digitales, el Gobierno y los estadounidenses no están preparados para una serie de eventos inesperados como este, que podrían llevar a que las elecciones se conviertan en un caos. El miércoles, unas 130 cuentas de Twitter de personas públicas, incluidos Joe Biden, Barack Obama, Bill Gates y Elon Musk, fueron pirateadas. Los hackers enviaron tuits desde las cuentas comprometidas pidiendo a sus seguidores pagos en bitcoins. Mientras solucionaba el problema, la plataforma suspendió temporalmente todas las cuentas verificadas involucradas.
El incidente reveló que, cuatro años después de que los estadounidenses supieran con qué facilidad se puede manipular una elección a través de las redes sociales, el país aún no está cerca de salvaguardar los comicios de este año. Una gran parte del problema es que, como escribió Nassim Nicholas Taleb en su libro “The Black Swan: The Impact of the Highly Improbable”, cuando se intenta predecir eventos futuros, las personas tendemos a pensar solo en las cosas que han sucedido en el pasado, ignorando fenómenos que nunca habíamos visto y que podrían pasar más adelante. Taleb define a esos eventos como “cisnes negros”.
Pero los cisnes negros de Taleb tienden a ser muy impredecibles, como la aparición de internet o las nuevas escuelas artísticas. Este ataque cibernético no debería haber tomado a Twitter o a nadie más por sorpresa, dada la cantidad de episodios de ese tipo que se han identificado antes. Por ejemplo, el año pasado, la cuenta del presidente ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, fue vulnerada, y dos empleados de la compañía fueron acusados de ayudar a Arabia Saudita a espiar a voces críticas. Dado que los piratas informáticos han penetrado innumerables empresas e incluso a la CIA en el pasado, Twitter debería haber sido consciente de que existía la posibilidad de ser blanco de un ataque nuevamente y tendría que haber preparado para cada contingencia.
Pero, claramente, no fue así. Las personas que siguieron las instrucciones de los tuits falsos e iniciaron 518 transacciones de bitcoin probablemente tampoco se dieron cuenta de que los mensajes eran parte de un engaño. Y los funcionarios encargados de hacer cumplir la Ley no pudieron frustrar el ataque y aún no han identificado a posibles sospechosos.
Ese es un problema importante, porque otro truco como este durante o cerca del día de las elecciones podría inclinar la elección en favor de un candidato en particular. No es difícil imaginar cómo posibles tuits falsos de Biden o del presidente Donald Trump, en los que llegaran a compartirse opiniones desafortunadas o información inexacta sobre la votación, podrían influir en la decisión de muchos ciudadanos acerca de si acudir o no a los comicios y sobre a quién elegir o descartar.
Entonces, ¿qué hacemos ahora?
Primero, las redes sociales necesitan ser más inteligentes en la prevención de posibles ataques cibernéticos, y deben gestionarlo rápido. Si bien la investigación sobre cómo los piratas informáticos accedieron a las cuentas la semana pasada continúa, se informa que una posibilidad que se está explorando es que un empleado haya vendido su contraseña. Un estudio de 2016 encontró que el 27% de los estadounidenses que trabajan en oficinas sostienen que venderían sus contraseñas a un tercero, la mayoría por menos de US$ 1.000. La cotización es más alta para un empleado de Twitter. El Gobierno también necesita planes reales para predecir e interrumpir los movimientos de los piratas informáticos. Actualmente, los funcionarios y analistas gubernamentales responsables de prevenir las amenazas electorales se centran en proteger los sistemas de votación, en lugar de abordar las amenazas que provienen de las redes sociales como esta, según informa el New York Times.
Segundo, todos debemos ser escépticos sobre la información que consumimos. En los últimos cuatro años, los estadounidenses hemos escuchado muchas advertencias de que necesitamos verificar la confiabilidad de nuestras fuentes para asegurarnos de que no estamos recibiendo noticias falsas. Pero ahora, también debemos ser cuidadosos con respecto a la información que proviene de fuentes confiables, como cuentas de Twitter verificadas, que pueden haber sido pirateadas. La mejor manera de hacerlo es consultar múltiples orígenes informativos.
Antes de actuar sobre la información que vemos en las redes sociales, por ejemplo, deberíamos confirmarla con los principales medios de comunicación, es decir, las organizaciones de noticias que se ajustan a las prácticas periodísticas estándar de verificación de datos y equilibrio adecuado, y luego tomarnos el tiempo para cruzar referencia con otros medios convencionales.
Esto a raíz de que las organizaciones de noticias también podrían ser víctimas de ataques de ese tipo. Por ejemplo, en 2011, los piratas informáticos publicaron una historia falsa en el sitio web de PBS alegando que el fallecido rapero Tupac Shakur estaba vivo en Nueva Zelandia. Entonces, si una historia en línea parece sospechosa, es recomendable que antes de transmitirla, consultemos otros sitios de noticias creíbles para hacer un contraste.
Finalmente, todas las organizaciones, incluidos el Gobierno, los políticos y las empresas, necesitan encontrar múltiples formas de llegar a sus audiencias y no asumir que las redes sociales funcionarán incluso en momentos críticos. Por mencionar un caso, el miércoles, el Servicio Meteorológico Nacional de EE.UU. no pudo emitir una advertencia de tornado para Illinois, porque Twitter había bloqueado su cuenta verificada junto con las del resto. Esto significa que, especialmente en los días previos y en la jornada de las elecciones, Joe Biden, el presidente Trump, los funcionarios del Gobierno y otros que comparten información sobre las votaciones necesitan planes de respaldo para garantizar la llegada a sus circunscripciones, a través de mensajes de texto, correos electrónicos, funcionarios y organizaciones de la comunidad, y una variedad de medios de comunicación para advertir de inmediato sobre posible información falsa que pueda estar ganando terreno a través de informes de noticias con datos no verídicos, inexactos o la acción piratas informáticos.
El “cisne negro” del miércoles agarró desprevenidas a muchas personas, aunque la amenaza estaba lejos de ser inverosímil o difícil de predecir. Pero no es demasiado tarde para que todos actuemos a tiempo para evitar que un ataque similar nuble las elecciones de noviembre.