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(CNN) –– Científicos han descubierto evidencias que pueden cambiar la línea de tiempo de cuando los humanos empezaron a vivir en Norteamérica: retrasándola de hace 13.000 años hasta hace 30.000 años, según dos nuevos estudios.

Los estudios sobre la evidencia de ocupación humana, el tiempo en que ocurrió y su efecto fueron publicados este miércoles en la revista Nature.

El conocimiento tradicional entre los científicos sobre el proceso de población de América del Norte y del Sur indica que los humanos llegaron hace 13.000 años y estaban asociados a la cultura clovis, como lo demuestran las herramientas de piedra distintivas que dejaron. Sin embargo, los investigadores tienden a discrepar sobre el momento exacto y la ruta de migración que los humanos tomaron para llegar a las Américas.

Algunas investigaciones de años recientes han retrasado la línea de tiempo hasta hace unos 18.000 años.

Aún así, su llegada a las Américas representó otra ola de expansión humana en el mundo, por lo que los investigadores intentan constantemente refinar la información que tenemos sobre ese momento y recopilar datos de la evidencia encontrada en sitios antiguos en Norte y Sudamérica.

Los dos estudios nuevos proporcionan una mirada detallada de una ubicación específica, la cueva Chiquihuite en Zacatecas, en el centro de México, así como una perspectiva más amplia de 42 sitios arqueológicos en América del Norte y Beringia. Alguna vez, esta región unió Rusia y América del Norte, y todavía es evidente en Rusia y Canadá, aunque no como el puente terrestre que hubo en algún momento y que al derretirse los glaciares enterraron bajo el agua hace 11.600 años.

Juntos, los autores de las dos investigaciones determinaron que existe evidencia de una presencia humana durante, y posiblemente antes, el Último Máximo Glacial (entre 19.000 y 26.000 años atrás) en América del Norte. Incluso si no estaba muy poblada, los humanos ya comenzaban a encontrar su camino y a establecerse en algunas áreas.

Herramientas de piedra, encontradas en una cueva en México, datan de hace unos 30.000 años.

En lugar de tomar la ruta Beringia, que probablemente fue bloqueada por glaciares o sumergida parcialmente bajo el agua de 29.000 a 57.000 años atrás, es posible que los humanos hayan encontrado otro camino a lo largo de la costa del Pacífico, pero los investigadores aún no han determinado esa ruta exacta.

“Estos son resultados de cambio de paradigma que moldean nuestra comprensión de la dispersión inicial de los humanos modernos en las Américas”, señaló Lorena A. Becerra-Valdivia, autora de los dos estudios y científica arqueológica de la Universidad de Oxford y la Universidad de Nueva Gales del Sur, en un correo electrónico. “Sugieren posibilidades emocionantes e interesantes para lo que probablemente fue un proceso complejo y dinámico”.

A lo largo de los 42 lugares arqueológicos que ella y sus colegas analizaron, algunos tenían evidencia de entierros humanos, como el sitio Anzick en Montana, mientras que otros, como la cueva Chiquihuite, contienen evidencia de herramientas de piedra.

“Al usar una herramienta estadística llamada modelado de edad bayesiana, pudimos definir la cronología en cada uno de los 42 sitios arqueológicos y relacionarlos para estudiar patrones a gran escala”, indicó Becerra-Valdivia. “Esto nos permitió, por ejemplo, identificar que las tres principales tradiciones de herramientas de piedra en la región más amplia comenzaron, aproximadamente, al mismo tiempo, y que fue durante este período que las poblaciones humanas se expandieron”, agregó.

El Último Máximo Glacial, que usualmente se considera un elemento disuasivo para que los humanos se establecieran en las Américas, era frío y seco, y habría presentado desafíos. Sin embargo, el período en que los humanos se expandieron fue mucho más cálido.

“Una vez en Norteamérica, los humanos estuvieron presentes en grupos de baja densidad antes, durante e inmediatamente después del Último Máximo Glacial, hasta que el clima global se volvió más cálido y pudieron prosperar y expandirse”, comentó Becerra-Valdivia.

Esta expansión está relacionada con la desaparición y extinción de grandes animales terrestres, como los antiguos tipos de camellos, caballos, mastodontes, mamuts y elefantes.

“Es probable que el crecimiento de poblaciones humanas tuviera un efecto negativo en ellos”, explicó. “Esto podría haber sido de manera directa (caza) o indirecta (impacto ecológico)”.

Secretos de la cueva

Cuando Ciprian Ardelean ingresó a la cueva Chiquihuite por primera vez en mayo de 2010, encontró suficientes pistas tentadoras que lo motivaron a continuar excavaciones extenuantes y desafiantes. En ese momento, Ardelean trabajaba en su doctorado. Ahora es el autor principal del estudio sobre la investigación de la cueva, y profesor y arqueólogo de la Universidad Autónoma de Zacatecas en México.

La información de los aldeanos locales inicialmente lo condujo a la cueva después de que su búsqueda de sitios de cazadores-recolectores en la región resultara ser demasiado reciente y erosionada por el paso del tiempo. Las cuevas preservan el pasado de una manera más intacta.

Dentro de la cueva, Ardelean encontró pedazos de piedra en una capa de la cueva que databan de hace 30.000 años. Desde esa excavación de 2012, realizó dos excavaciones de seguimiento más grandes en 2016 y 2017, cada una con una duración de siete semanas.

Durante estas excavaciones, que se llevaron a cabo en las profundidades de la cueva y a 50 metros de la entrada, Ardelean y sus colegas encontraron pedazos de herramientas de piedra que fueron fabricadas por humanos que ocuparon la cueva durante un largo período.

Las herramientas se hicieron con piedra caliza, la cual no se encuentra naturalmente en la cueva, lo que significa que proviene de fuentes externas. La forma de las herramientas también es completamente única de aquellas de la cultura clovis, que a menudo es el caso de los artefactos de los sitios anteriores a clovis. Esto representa una diversidad cultural y de comportamiento entre estos grupos de humanos durante los primeros días de establecerse en las Américas, señaló Ardelean.

Miembros del equipo trabajan dentro de la cueva Chiquihuite.

“Descubrimos herramientas de piedra descascaradas en una larga sucesión de depósitos en capas que cubren un largo período de ocupación que va desde hace 31.000 años hasta hace 12.500 años”, dijo Ardelean. “Indicadores de visitas constantes a la cueva por parte de un antiguo grupo humano durante un tiempo extremadamente largo, comenzando mucho antes de la dispersión humana comúnmente aceptada en las Américas”, añadió.

La cueva implicó muchos desafíos para los investigadores. Se encuentra en un área remota afectada por guerras de droga e inestabilidad, sostuvo Ardelean. La cueva también es difícil de alcanzar y requirió conducir camiones por una montaña durante 45 minutos para llegar a su ubicación a casi 1.000 metros sobre el pueblo. Luego, caravanas de 40 burros y mulas, así como los aldeanos locales, ayudaron a transportar todo su equipo de investigación sobre las pendientes empinadas restantes.

El equipo de ocho personas de Ardelean vivió en la cueva durante siete semanas, llevando consigo la comida, agua, gasolina para sus generadores y todo lo que necesitaban al comienzo del viaje para durar allí todo ese tiempo. También trabajaron durante el invierno porque es bastante húmedo y las tormentas hacen que el trabajo sea imposible en el verano.

La luz del sol solo penetra la cueva durante un corto período en invierno, por lo que utilizaron la energía de los generadores para iluminar su espacio de trabajo. El equipo laboraba durante 10 horas al día en excavaciones, alimentado por un café fuerte y sus propias preparaciones.

Aunque el equipo no recuperó ADN ambiental de humanos en los lugares donde tomaron muestras, esperan tener más éxito en el futuro, indicó Ardelean.

¿Quiénes fueron los primeros humanos en las Américas?

Pese a que la cueva ha proporcionado evidencia de fechas más antiguas asociadas a la ocupación humana, también plantea nuevas preguntas para Ardelean, quien ve una correlación entre este lugar y otros sitios antiguos en las Américas. Las principales preguntas permanecen sin resolverse. ¿Quiénes eran estas personas y de dónde venían?

Ardelean cree que hubo muy pocos humanos en las Américas durante el Último Máximo Glacial.

“Eso hace que sean muy difíciles de encontrar y cuando se logra sus huellas son muy escasas”, explicó el arqueólogo. “Estos antiguos grupos eran nómadas y no vivieron por mucho tiempo en el mismo lugar. Migraron en amplios ciclos de migración circular, regresando a un lugar determinado después de años o generaciones. Probablemente volvieron a la cueva Chiquihuite cada cierto número de años y permanecieron allí solamente por unas pocas semanas, tal vez durante los inviernos, antes de partir”.

También cree que muchos de estos grupos se extinguieron y murieron durante sus migraciones, por lo que su legado genético y cultural no pasó a la siguiente generación. Esto los hace aún más difíciles de rastrear, insistió.

Miembros del equipo tomaron muestras de las diferentes capas culturales en la cueva.

Pero la evidencia de la cueva ha sugerido una línea de tiempo intrigante. Para llegar a la cueva en la primera fecha confiable, que es hace 27.000 años, los humanos habrían necesitado arribar a América hace 30.000 años para dar cuenta de la distancia.

“La antigüedad de la cueva Chiquihuite realmente cambia la forma en que vemos la dispersión inicial de los humanos en el continente”, apuntó Becerra-Valdivia. “Se requiere investigación futura en América del Sur. Solo desbloqueando la historia de la ocupación humana inicial podremos ver la imagen completa y comprender el patrón completo de migración”, añadió.

Ardelean sospecha que sus hallazgos se considerarán controvertidos, dado que “la prehistoria de América es altamente paradigmática y reticente a los desafíos”.

“Sin duda habrá desafíos ante esta interpretación y un examen minucioso de los datos del sitio”, escribió Ruth Gruhn, profesora emérita del departamento de antropología de la Universidad de Alberta, en un artículo adjunto de News & Views. Gruhn no participó en ninguno de los estudios.

La profesora citó seis sitios arqueológicos de Brasil que datan de hace más de 20.000 años, que “aunque excavados y analizados por expertos, son comúnmente disputados o simplemente ignorados por la mayoría de los arqueólogos como demasiado viejos para ser reales. Los hallazgos en la cueva Chiquihuite traerán consigo nueva consideración de este tema”.

En cuanto a por qué no se ha encontrado un sitio arqueológico de edad equivalente a la cueva en EE.UU., Gruhn sugirió que los primeros lugares pueden estar sumergidos después del aumento del nivel del mar y que la investigación cuidadosa de los sitios y rastros de presencia humana, especialmente en los anteriores sitios descartados, “deberían intensificarse”.

“El proceso de población de América es el campo de batalla definitivo en la arqueología estadounidense y uno de los últimos misterios legítimos en el mundo de la arqueología”, sostuvo Ardelean. “La arqueología de la Edad de Hielo está llena de enigmas reales y constantemente surgen nuevas preguntas una y otra vez”.