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Estos países fueron ejemplo en la lucha contra el covid-19, pero ahora sufren nuevos brotes

(CNN) –– Estados Unidos ha sido ampliamente criticado por la manera en que ha enfrentado la pandemia de coronavirus. Además, la falta de medidas estrictas a nivel nacional para contener el brote se refleja en el hecho de que acumula el mayor número de casos y muertes en todo el mundo.

Sin embargo, incluso los países elogiados por sus respuestas rápidas y efectivas contra el covid-19 ahora registran grandes brotes y resurgimientos del virus, a medida que queda claro que el éxito en su contención a menudo es solo temporal.

Hong Kong

Hong Kong fue reconocido por su rápida respuesta en enero, cuando implementó medidas como mapeo de virus, distanciamiento social, fomento del lavado de manos y otras acciones de protección.

El gobierno tomó medidas adicionales para frenar una segunda ola en marzo, cuando los residentes de Hong Kong comenzaron a regresar a la ciudad y llevaban el virus con ellos. Las autoridades prohibieron el ingreso a los no residentes, detuvieron el tránsito por el aeropuerto de la ciudad e implementaron estrictas cuarentenas y pruebas a las la llegada.

Los gimnasios fueron cerrados, se prohibió la venta de alcohol en bares y los restaurantes y cafeterías suspendieron su servicio o implementaron medidas de seguridad adicionales.

Durante muchas semanas, los casos diarios de coronavirus se redujeron a un solo dígito y a veces fue de cero.

A pesar de todo esto, la región semiautónoma enfrenta desde el pasado 6 de julio una “tercera ola” de infecciones, mientras las autoridades advierten sobre un posible “crecimiento exponencial”" en los casos.

Este viernes, la ciudad confirmó 123 casos nuevos, el mayor aumento en un solo día desde que comenzó la pandemia, según funcionarios de salud. Las reuniones públicas se volvieron a limitar a solo cuatro personas después de que el máximo había aumentado a 50, los gimnasios se cerraron y ahora los viajeros que ingresan deben mostrar evidencia de una prueba negativa.

La ciudad ordenó el uso obligatorio de mascarillas por primera vez, aunque muchos de sus ciudadanos las usaban de todos modos.

“Si esta tendencia continúa, [será] muy difícil manejar la situación”, sostuvo el Dr. Chuang Shuk-kwan, del Centro de Protección de la Salud de Hong Kong, y advirtió que la capacidad de pruebas de la ciudad, las instalaciones de cuarentena y la capacidad de los hospitales estaban llegando al límite. En total, Hong Kong ha reportado 2.372 casos de covid-19, y ahora se insta a las personas a quedarse en casa.

Australia

Australia fue otro país considerado un ejemplo en su respuesta a la pandemia.

El 1 de febrero, Australia se unió a Estados Unidos en la decisión de cerrar sus fronteras a los visitantes extranjeros que recientemente estuvieron en China. A medida que el virus se propagó, el país prohibió las entradas de Irán, Corea del Sur e Italia a principios de marzo, antes de cerrar sus fronteras a todos las personas no ciudadanas y no residentes el 19 de marzo.

El país prohibió las reuniones públicas y los viajes no esenciales como parte de una serie de restricciones a finales de marzo y, por un tiempo, el brote se consideró ampliamente bajo control.

Un portavoz del Departamento de Salud de Australia dijo en un comunicado enviado a CNN a principios de mayo que se había “aplanado la curva de casos y nuevas infecciones”.

Personal médico con equipos de protección personal ingresa a los pisos de viviendas públicas de Flemington en Melbourne, Australia, después de que 9 complejos del lugar fueran confinados.

El 8 de mayo, el primer ministro de Australia, Scott Morrison, anunció un plan para reabrir el país en julio, mientras el gobierno comenzaba a reducir las medidas de distanciamiento social y los casos reportados del país eran casi 7.000, con 97 muertes.

“El próximo paso más allá de esto será generar confianza y el impulso que hará que nuestra economía vuelva se recupere y que los australianos se pongan de pie y avancen con confianza”, afirmó Morrison.

El Dr. William Haseltine, presidente del centro de expertos ACCESS Health International, mostró a Australia como un ejemplo para Estados Unidos. Aseguró que la nación, junto con China y Nueva Zelandia, había lidiado de manera efectivo con brotes graves de coronavirus y, a través de pruebas, rastreo de contactos y pautas claras, los casos se redujeron a un solo dígito.

Pero luego, el país se vio obligado a aislar a 6,6 millones de personas en el estado de Victoria el pasado 7 de julio, después de un brote del virus en la ciudad de Melbourne.

La frontera entre Victoria y Nueva Gales del Sur ––los dos estados más poblados de Australia–– se cerró por primera vez, el confinamiento se volvió a imponer y las máscaras se hicieron obligatorias desde el pasado fin de semana. Comprar comida, hacer ejercicio e ir a trabajar y a cuidar son las únicas excepciones a la orden de confinamiento en Melbourne y sus alrededores.

Australia fue en un momento dado un caso de éxito, pero ahora se ha cerrado la frontera entre Nueva Gales del Sur y Victoria, después de que los casos se dispararan en este último estado.

Victoria registró 403 casos nuevos de covid-19 este miércoles, según el viceprimer ministro Daniel Andrews. La cifra representa el tercer mayor aumento diario en los contagios desde que comenzó la pandemia, ligeramente por debajo del récord del martes: 484 nuevos casos. Australia ahora acumula más de 13.000 casos y 140 muertes, según la Universidad Johns Hopkins.

Japón

Japón también pareció responder efectivamente al coronavirus.

El 25 de mayo, el primer ministro Shinzo Abe levantó el estado de emergencia y sostuvo en una sesión informativa que se pudo “poner fin al brote aproximadamente en un mes y medio a la manera de Japón”. Añadió que la nación aumentaría gradualmente las actividades sociales y económicas para crear una “nueva vida” con el coronavirus.

Padres y niños ingresan a una piscina abierta a un número limitado de visitantes como medida preventiva contra el coronavirus en el parque de atracciones Toshimaen de Tokio el 13 de julio.

Las actividades comerciales y sociales comenzaron a reactivarse y el gobernador de Tokio, Yuriko Koike, indicó que los museos y las instalaciones deportivas abrirían nuevamente bajo condiciones de seguridad, así como la escolarización se volvería a introducir de manera gradual.

El gobierno japonés incluso lanzó una nueva iniciativa de viaje para alentar los trayectos nacionales.

Pero desde entonces los contagios comenzaron a aumentar, y Japón registró su mayor número de casos diarios con 981 este jueves, según el Ministerio de Salud, además de dos muertes. La cifra total de personas infectadas en Japón ahora es de casi 29.000, con 994 fallecidos, según Johns Hopkins.

Varias prefecturas con las ciudades más grandes reportaron cifras récord este jueves.

El gobernador de Tokio, Yuriko Koike, informó un máximo de 366 casos nuevos de covid-19: fue la primera vez que se superó la marca de los 300. Según Koike, el 60% de los pacientes tienen entre 20 y 30 años.

La semana pasada, el gobierno anunció que suspendería los viajes a Tokio del nuevo programa de viajes, y señaló que los residentes de la ciudad también serían excluidos.

Una nueva investigación de Japón sugiere que muchos focos de coronavirus fuera de los hospitales pudieron haber comenzado por personas menores de 40 años o que no se sienten enfermas, lo que subraya la importancia de las medidas, como las mascarillas faciales, para retrasar la propagación.

Israel

Durante meses, Israel también pareció ser un modelo internacional de cómo detener exitosamente el coronavirus.

Con restricciones de viaje implementadas de manera temprana y cierres radicales, la nación contuvo en gran medida la propagación del virus. Así registró una tasa de mortalidad que fue mucho mejor a la de múltiples países del mundo occidental. A medida que el coronavirus causaba estragos en EE.UU. y Europa, Israel avanzó hacia la reapertura.

El primer ministro Benjamin Netanyahu sostuvo conferencias de prensa rutinarias sobre este éxito, mientras advertía acerca de desafíos nuevos y tomaba el crédito por las victorias.

El 18 de abril, casi exactamente dos meses después de que Israel confirmara su primer caso, Netanyahu declaró que el país había tenido triunfado en su lucha, al dar un ejemplo global “para salvaguardar la vida y bloquear el estallido de la pandemia”. El mandatario pronosticó que Israel también daría ejemplo al reiniciar su economía.

Pero la segunda ola que sus expertos en salud están señalando ahora parece dirigirse hacia un final muy diferente.

Apenas unas semanas después de reactivar restaurantes, centros comerciales y playas, Israel experimentó un incremento de 50 veces en los casos de coronavirus, pasando de aproximadamente 20 contagios nuevos por día a mediados de mayo a más de 1.000 menos de dos meses después.

A principios de julio, Netanyahu anunció que los gimnasios, piscinas, salones de eventos, bares y más cerrarían indefinidamente, mientras que los restaurantes y lugares de culto operarían con un número limitado de personas. El primer ministro, desesperado por evitar un confinamiento total en medio de un desempleo de más del 20%, emitió una advertencia severa.

“Todos los ciudadanos de Israel saben, o necesitan entender, que ahora debemos tomar medidas limitadas, con el mínimo impacto económico posible, para evitar esas acciones extremas que paralizarán la economía”, alertó.

Pero el 17 de julio, Israel volvió a imponer una serie de medidas estrictas, las cuales acercaron al país a un segundo cierre completo, a medida que los casos alcanzaban otro récord diario. El gobierno anunció que los restaurantes se limitarían al servicio de comida para llevar o entrega, las reuniones tendrían un máximo de 10 personas en el interior y las tiendas, centros comerciales, museos y salones cerrarían los fines de semana. A partir de este viernes, las playas también cerrarán los fines de semana.

Este jueves, Israel llegó a un nuevo récord de 1.819 casos nuevos en 24 horas. El máximo anterior, de 1.758, se estableció un día antes.

Durante una reunión de gabinete ese día, Netanyahu advirtió: “Estamos haciendo todo lo posible para evitar un confinamiento general... No tenemos muchas opciones; no es una situación normal. Esta no es una situación en la que podamos hacer todos estos procesos que llevan días y esperar que todo esté bien. La enfermedad está cambiando su velocidad y debemos cambiar junto con ella”.

La confianza pública sobre el manejo de Netanyahu ante la pandemia se está desvaneciendo rápidamente. Desde un máximo del 73% a mediados de mayo, cuando el país parecía tener al covid-19 bajo control, su aprobación se ha desplomado al 46%, según encuestas realizadas por Channel 12 News.

El principal funcionario de salud pública de Israel, el profesor Siegal Sadetzki, renunció y escribió en Facebook: “Lamento que, durante varias semanas, el manejo del brote haya perdido dirección. A pesar de las advertencias sistemáticas y regulares en los diversos sistemas y en las discusiones en diferentes foros, estamos observando con frustración cómo se agota el cristal de oportunidades”.

Las manifestaciones fuera de la residencia de Netanyahu en Jerusalén han crecido en tamaño y frecuencia, a medida que las personas protestan contra la corrupción, así como por el manejo del gobierno de la pandemia y su grave impacto económico.

No es una ciencia exacta

Las preocupaciones están aumentando en el resto del mundo. El 1 de julio, personas en la capital de República Checa, Praga, construyeron una mesa de 487 metros y realizaron una gran cena pública para celebrar el fin del confinamiento por el coronavirus.

El país impuso reglas estrictas y de manera temprana, mientras las máscaras se hicieron obligatorias para todos aquellos en el espacio público a partir del 19 de marzo.

Pero un incremento en los casos durante la flexibilización de restricciones ha provocado que se vuelvan a imponer ciertas medidas. Los checos volverán a tener que usar máscaras faciales en todos los eventos interiores con más de 100 personas, incluidas bodas y funerales, a partir de este sábado. Todas estas reuniones estarán limitadas a 500 personas, en comparación a las 1.000 previstas anteriormente, anunció este viernes el Ministerio de Salud de República Checa.

En Praga, las personas deben usar máscaras faciales nuevamente en todas las instalaciones médicas, incluidos los consultorios médicos y las farmacias. La gente todavía tiene que mascarillas en el metro, indicó la ciudad. El país ahora ha reportado 14.800 casos y 365 muertes, según Johns Hopkins.

Si bien los números de casos nuevos siguen siendo bajos en muchos de estos países en comparación a las naciones donde la pandemia se está extendiendo desenfrenadamente ––como EE.UU. y Brasil–– los expertos sostienen que el reciente incremento en los contagios demuestra que, a pesar de los controles antiepidémicos más estrictos, el virus aún representa una amenaza.

Y dado que el distanciamiento social y los cambios de comportamiento no son una ciencia exacta, los resurgimientos insisten en que erradicar por completo el riesgo puede ser imposible hasta que se encuentre una vacuna. Y por lo tanto las oleadas de infección y nuevos bloqueos continuarán.

Vanessa Yung, Isaac Yee, Angus Watson, Sol Han, Yoko Wakatsuki, Junko Ogura, Kaori Enjoji, Tomas Etzler, Ivana Kottasova y Oren Liebermann, todos de CNN, contribuyeron con reportería.