Llamado a la Tierra es una serie editorial de CNN comprometida con reportar los desafíos ambientales que enfrenta nuestro planeta, además de mostrar las soluciones a esos retos. La iniciativa Perpetual Planet de Rolex se ha asociado con CNN para crear conciencia y educación sobre los asuntos de sostenibilidad claves y para inspirar acciones positivas.
(CNN Español) – Huracanes destructivos, incendios voraces, temperaturas tan altas que literalmente matan, un glaciar “del fin del mundo” que se derrite: la crisis climática, con sus crecientes estragos, nos está sumiendo a muchos en una ansiedad que puede ser paralizante. Aquí, una guía para pasar a la acción.
Primero lo primero: la ansiedad por el clima, también conocida como ecoansiedad, es real y refiere, como su nombre lo indica, “a la angustia ante el cambio climático y sus repercusiones”, explica Sarah Lowe, psicóloga clínica y profesora asociada de la Universidad Yale.
“Puede manifestarse como pensamientos intrusivos o sentimientos de angustia ante futuras catástrofes o el futuro de la existencia humana y del mundo a largo plazo, incluido el de la propia descendencia”, agrega.
Es diferente a sentirse preocupado, dice por su parte el investigador de Yale Anthony Leiserowitz.
“Cuando la preocupación se convierte en un problema es cuando se vuelve abrumadora y debilitante, cuando te impide vivir tu vida. Entonces es cuando se trata de un diagnóstico serio”, dice.
Si sientes que te está sucediendo, no estás solo.
Un estudio de 2021, basado en encuestas a 10.000 personas de entre 16 y 25 años en 10 países, muestra hasta qué punto el clima afecta al ánimo de los jóvenes: más del 50% afirmó entonces sentir tristeza, ansiedad, enojo, impotencia, desamparo y culpa. Más del 45%, mientras tanto, dijo que sus sentimientos respecto al cambio climático afectaban su vida diaria. El 75% aseguró entonces que creía que el futuro era aterrador.
Del voto a las vacaciones
¿Qué podemos hacer para no quedarnos paralizados por la ansiedad?
“Lo primero que debes hacer es estudiar un poco todas las cosas que puedes hacer en tu vida que sí tienen una diferencia (en el medio ambiente). Pero lo mejor es votar”, dice a CNN Rebecca Benner, directora general de Programas Climáticos de The Nature Conservancy. El voto es clave a nivel nacional, pero también a nivel local, recuerda, poniendo como ejemplo Gardiner, el pequeño pueblo del estado de Nueva York en el que vive.
“Las decisiones que toman los líderes aquí pueden impactar las decisiones de los del estado, entonces, para mí, votar al líder de mi pueblo es superimportante”, dice.
Lo siguiente a tener en cuenta son las acciones concretas en tu vida diaria que impactan en el medio ambiente, donde destaca dos áreas: los viajes y las compras.
En ambos terrenos los números son elocuentes. Según un artículo de Our World in Data, el transporte es responsable de cerca de un quinto de las emisiones de CO2 que alimentan el calentamiento global. De ese total, tres cuartas partes provienen del transporte terrestre. La aviación también recibe aquí un llamado de atención especial: volar es una de las actividades más intensivas en términos de producción de carbono, de acuerdo con la misma fuente. Priorizar las caminatas y la bici, compartir los viajes en auto y minimizar los traslados aéreos son, por tanto, tres acciones concretas positivas.
En cuanto a las compras, por ejemplo de alimentos, la experta menciona como acción concreta elegir productos locales para evitar las emisiones vinculadas a las importaciones (esto es especialmente clave, según Our World in Data, en el caso de los alimentos transportados por avión).
¿Otras ideas que puedes sumar? Reducir los desperdicios y el consumo de carne roja, al ser el alimento que más gases de este tipo produce, según un informe del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales.
Y por último menciona una acción que a muchos nos encanta: hablar. Cuéntales a aquellos en tu entorno qué estás haciendo, porque eso puede generar un efecto contagio, dice. El diálogo construye comunidad, que es clave para que las acciones tengan un efecto dominó.
Los escépticos de esta línea de acción argumentan que, en realidad, el poder del cambio está en las grandes compañías y los gobiernos. Sin embargo, según Benner, este factor se puede analizar de otra forma.
“Decir que las cosas que una persona hace no tienen impacto no es la verdad. Es que todos tenemos que hacerlo para que haya un impacto. Y eso es difícil, porque la gente hace lo que la gente quiere hacer. Pero por eso mismo tenemos que hablar de lo que estamos haciendo”, agrega.
La prueba del impacto del conjunto de acciones individuales nos la dio la pandemia de covid-19, dice, donde se registró una baja de las emisiones de gases de efecto invernadero porque abandonamos o restringimos ciertas actividades.
¿Podemos tener esperanza en un cambio? Benner se define como una “optimista realista”: las soluciones existen y la crisis se puede superar, pero no se está actuando lo suficientemente rápido, por lo que en el proceso hay gente sufriendo y más gente que sufrirá.
El poder de la acción colectiva
“Participar en una acción colectiva puede amortiguar los efectos de la ansiedad ante el cambio climático y evitar que desemboque en sentimientos de tristeza y desesperanza que concordarían con una depresión mayor”, dice Lowe, quien lideró un estudio sobre el tema publicado en 2022.
Educación entre pares, divulgación y participación en grupos de activismo son algunas de las actividades colectivas que pueden resultar beneficiosas frente a la ansiedad, incluso más que las acciones más individuales, sugiere el estudio.
En estos casos, una de las ventajas es que quienes participan se involucran “con un grupo de personas con ideas afines con las que pueden discutir y procesar sus sentimientos de ansiedad por el cambio climático y no tener esa sensación de tristeza, desesperanza o aislamiento de otras personas. Eso puede ser realmente poderoso”, explica Lowe.
El enfoque del “ambientalismo imperfecto”
Un enfoque que puede ser catalizador del cambio es el del “ambientalismo imperfecto”, explica Sheila M. Morovati, fundadora y presidenta de la ONG Habits of Waste y autora de un libro al respecto, “Imperfect Environmentalist”.
“Los ambientalistas imperfectos son personas que no se identifican como ecologistas plenos, pero que están dispuestas a ayudar viviendo de forma más sostenible ‘la mayor parte’ del tiempo. Esto ayuda a las personas a cambiar su mentalidad de ‘soy solo una persona’ a ‘puedo iniciar el efecto dominó para el cambio’”, explica Morovati en un artículo para el Foro Económico Mundial.
Se trata, en otras palabras, de hacer que sea más fácil participar. “Si reducimos la barra de entrada a la acción por el clima aceptando la imperfección, facilitamos que las personas se unan a este colectivo y creen asociaciones positivas para la acción por el clima”, resume Morovati.
La importancia del tiempo en la naturaleza
La naturaleza tiene efectos terapéuticos frente a la ansiedad tanto en niños como en adultos, dice la exmeteoróloga de CNN y autora Bonnie Schneider.
“Trabajar en el jardín o hacer algo constructivo al aire libre ―incluso cuando hace frío― puede transformar la sensación de impotencia en acción (…) Pasar tiempo en la naturaleza es incluso curativo, curiosamente, para quienes han sufrido traumas a manos de los elementos. Los investigadores han descubierto que los seres humanos tienen un deseo intrínseco de conectar con la naturaleza después de un desastre natural. Forma parte del proceso de superación”, dice la experta.
No es necesario hacer nada extremo. Con una caminata de 20 o 30 minutos o simplemente sentándonos en un lugar que nos permita conectar con la naturaleza podemos disminuir el cortisol, una hormona vinculada con el estrés, señala Schneider.
Con información de Jessica DuLong