(CNN) – La voz de Mosab Abu Toha es suave y melódica cuando recita su poesía desde su nuevo hogar en Nueva York. Pero cuando el poeta palestino describe a las personas y los momentos que inspiraron su escritura, su tono se llena de emoción.
“Estamos respirando por fuera, pero por dentro, no lo estamos”, dice.
A pesar de haber sobrevivido físicamente, Abu Toha describe cómo el espíritu de vivir plenamente se hizo añicos. Desplazado de su tierra natal, donde trabajaba como maestro y bibliotecario, lleva las cicatrices de haber sido testigo de la violencia en una escala inconmensurable.
“Nuestros ojos no ven nada hermoso… No estamos viendo la puesta de sol como antes. No estamos viendo el mar”. Para muchos en Gaza, así como para quienes huyeron, momentos simples de belleza fueron opacados por la destrucción y la desesperanza derivadas de la guerra de Israel contra Hamas, lanzada en respuesta a los ataques del grupo el 7 de octubre.
Abu Toha huyó de Gaza con su joven familia a finales del año pasado, después de haberse trasladado varias veces dentro del enclave. Finalmente, pudo salir porque uno de sus hijos nació en
Estados Unidos mientras él cursaba una maestría en la Universidad de Syracuse y, por lo tanto, tiene ciudadanía estadounidense.
El viaje fuera de Gaza fue largo y doloroso, pero en medio del caos y la devastación, siguió escribiendo. Ahora, está publicando su segundo libro de poesía, “Forest of Noise”, escrito en inglés. En parte, el libro es una antología del sufrimiento, pero también trata sobre la supervivencia, le dice a Becky Anderson de CNN en una entrevista.
Viviendo con el constante “zumbido” de los drones
“Cada pequeño agujero de bala en la calle, cada pequeño agujero de bala en la pared, es un bosque de ruido”, explica. Los ataques aéreos, los cohetes y las sirenas de las ambulancias son una presencia constante en su memoria. “No recuerdo haber vivido un día sin escuchar el zumbido de los drones”.
Su libro debut de poesía, “Things You May Find Hidden in My Ear” (2022), ganó el premio Palestine Book y un premio American Book. Pero para Abu Toha, la relevancia de su trabajo más reciente no radica en su propia historia. “No es importante que yo haya escrito el libro; lo que importa son las historias de las personas en él.”
Escribir, aunque doloroso, es un acto necesario de memoria para él. “Es devastador para mí escribir poesía, tanto como lo es leer mis poemas a otras personas”, admite. Pero compartir estas historias es vital, incluso si el mundo parece reacio a escuchar. “Si esta historia toca el corazón de alguien, entonces estoy haciendo mi trabajo como ser humano.”
El último libro de Abu Toha gira en torno a esta idea de supervivencia, profundizando en la urgencia de preservar las historias de aquellos que han muerto mientras reflexiona sobre su propia existencia como sobreviviente. “Sé que su destino podría ser mi destino. Sobreviví a un ataque aéreo por casualidad en 2009 cuando tenía 16 años”, recuerda. “Y podría haber muerto en el ataque aéreo que destruyó mi casa en Beit Lahiya”.
El 28 de octubre de 2023, la casa familiar de Abu Toha, donde él y más de 20 familiares se reunieron después del 7 de octubre, fue bombardeada por Israel, dice. Habían evacuado la casa hacia el campo de refugiados de Jabalya un par de días antes. “¿Y si yo hubiera muerto en mi casa con toda mi familia? ¿La gente vendría a mi tumba —si hubiera una tumba— y diría: ‘Oh, lo sentimos por el error’?” Sus palabras reflejan el miedo constante de los palestinos en Gaza de que cualquier momento podría ser el último, vidas pendiendo de un hilo ante las acciones militares israelíes.
La lucha por explicarle la guerra a los niños
Le resulta difícil explicar los horrores que ocurren en su hogar a sus hijos. “Incluso si entienden, no les ayudará. Lo que es más importante es que el mundo entienda esto y haga algo concreto al respecto.”
Abu Toha y su familia encontraron refugio en Estados Unidos, pero su decepción con la política estadounidense es palpable. Recuerda un momento en que su hijo confundió las nubes con el humo de las bombas que Israel usa en Gaza. “Dijo: ‘Papá, papá, ten cuidado’, y miré. Eran las nubes”.
La mitad de los poemas en esta segunda colección fueron escritos en el último año, la otra mitad, antes del 7 de octubre. “Esto en sí mismo es un testimonio de que lo que estuvo sucediendo desde entonces ha estado ocurriendo durante años”, enfatiza, en referencia a las privaciones sufridas por la gente en Gaza bajo las restricciones israelíes impuestas mucho antes de la guerra.
Para él, contar historias no es solo una forma de recordar, sino un llamado a la acción. “Si estas personas no sobreviven, al menos sus historias sí”. Su mensaje es claro: el mundo no puede simplemente ser testigo de estas historias; debe actuar. Los relatos de quienes están atrapados bajo los escombros, mujeres embarazadas que luchan por sobrevivir y niños huérfanos deben llegar a quienes tienen el poder.
Abu Toha expresa frustración con la comunidad internacional, especialmente con Estados Unidos, que sigue armando a Israel. “¿Por qué no pudieron detener la carnicería en Gaza que afecta principalmente a los niños?” pregunta.
Abu Toha le dijo a CNN la semana pasada que había perdido a 31 miembros de su extensa familia. “Mi familia todavía está en peligro mortal”, dijo. Solo tres días después, compartió una foto de su prima de 7 años, Sama, quien dice que murió en otro ataque aéreo, junto con otros 18 miembros de su familia extendida.
Sama estaba aprendiendo inglés. Cada vez que hablaba con su primo mayor, le contaba todo el nuevo vocabulario en inglés que había memorizado desde la última vez que hablaron.
Los padres y hermanos de Abu Toha aún viven en Gaza, una tiene varios meses de embarazo y se vio obligada a reubicarse una vez más a medida que Israel renueva su asedio en la parte norte del enclave. “Dios no lo quiera, si pierdo a alguno de mis familiares más cercanos, no podría despedirme de ellos. Esto es lo que significa ser de Gaza”, dice, con la voz llena de emoción.