(CNN Español) – La retórica machista de Donald Trump no es novedad: analistas coinciden en que ha estado sistemáticamente en el centro del debate desde su primera campaña a la Casa Blanca hasta esta última carrera. Por ejemplo, cuando dijo que los enemigos extranjeros de Estados Unidos considerarían a Kamala Harris “como un juguete”. O cuando, pocos días antes de las elecciones, aseguró que su deber como presidente “es proteger a las mujeres”. Y esto no solo no le costó la elección, sino que las cifras muestran que es posible que haya seducido a ciertos grupos de hombres… y también de mujeres.
El “macho” Trump, poniendo a los hombres de nuevo en el centro
Trump se quedó con el 55% de los votos de los hombres, 13 puntos por encima de Harris, según las encuestas de salida de CNN. El apoyo mayoritario le llegó tanto de hombres blancos (60% de votos) como de latinos (55%). Solos los hombres negros fueron masivamente con Harris (77% contra un 21% para Trump).
Múltiples análisis han destacado el amplio apoyo que recibió entre los hombres jóvenes. Aquí hay dos datos a tener en cuenta: por un lado, los demócratas perdieron cierto apoyo entre los jóvenes como grupo. Por otro, el presidente electo superó a Harris entre hombres de todos los rangos de edad.
El personaje construido por Trump y su posicionamiento machista —con un rango de actitudes que van desde cosificar e insultar a las mujeres hasta plantearse como su protector y proveedor, según sea el caso— pueden haber resonado entre votantes hombres que se sienten desplazados en el actual contexto, coinciden analistas, aunque este sentimiento no tenga ningún asidero en la realidad.
“Estamos enfrentando un cambio cultural muy profundo, y los hombres tienen un desplazamiento de los que fueron valores primarios durante siglos”, explica a CNN en Español la doctora en Ciencias Sociales Leticia Chelius, profesora e investigadora del Instituto Mora especializada en el estudio de los procesos migratorios y de las relaciones México-Estados Unidos y presidenta del Patronato de la asociación Sin Fronteras I.A.P.
Durante cientos de años, el hombre estuvo posicionado como la figura central, el portador, “el hombre cazador”, y ahora “se ha fortalecido la idea de una mujer independiente, fuerte, insumisa”, una revolución que obliga a los hombres a reinventarse, explica Chelius. “Ante la presión frente a la reinvención de la masculinidad, pues este hombre (Trump) viene y la fortalece en el discurso electoral” con esa construcción de “macho” y “hombre protector”.
El discurso de Trump sobre género “puede calar transversalmente entre los hombres que sienten que su lugar en la sociedad ha sido desplazado por una casi hegemonía de lo feminista”, coincide la doctora en Medios y Sociología Silvia Díaz Fernández, investigadora en la Universidad Carlos III de Madrid.
“Pueden sentir que su lugar, que se han ganado por el mero hecho de ser hombres, ya no lo tienen, a pesar de que obviamente esto es una falacia. Y creo que eso ha podido ser un catalizador de votos, pero tanto masculino como femenino, porque también hay muchas mujeres que apoyan este discurso y son clave”.
Así lo puso el exrepresentante republicano Adam Kinzinger al analizar los resultados de las elecciones en CNN: “Se pregunta por qué los hombres jóvenes fueron tanto con Donald Trump. Durante los últimos 10 años, a todo lo masculino se le ha llamado tóxico. Y luego llega Trump, estos hombres jóvenes sienten que no tienen un papel en la sociedad, llega Trump (y) presenta esta versión bastante mala de la masculinidad, pero que es algo que en un vacío atrae a millones”.
Tal vez sea incluso más revelador un intercambio en X la noche de las elecciones entre Elon Musk, alfil del futuro presidente, y Andrew Tate, ex kickboxer y personalidad de las redes sociales acusado de trata y violación, entre otros cargos, acusaciones que ha negado. “La caballería ha llegado. Los hombres votan en números récord. Ahora se dan cuenta de que está todo en juego”, escribió Musk. Y Tate replicó: “Es hombres vs. gays y chicas”.
Cuestión de género, cuestión de raza: el voto de las mujeres blancas
No solo los hombres apoyaron masivamente a Trump, como bien apunta Díaz Fernández.
Si bien las mujeres en su conjunto votaron mayoritariamente por Harris (53% de apoyos frente al 42% del exmandatario según las encuestas de salida de CNN), lo cierto es que la ventaja que tuvo en este grupo no fue mayor a la que obtuvo Clinton en 2016 ni la de Biden en 2020.
Y, además, entre las mujeres hubo un grupo que sí se inclinó mayoritariamente hacia Trump: las mujeres blancas. Aquí el republicano obtuvo el 53% de los votos, un marcado contraste con el de otros grupos de mujeres como las negras (solo el 7% de votó por Trump) y las latinas (el 38% fue con el expresidente).
“Hablamos mucho del voto en clave de género, ‘los hombres votan a Trump, las mujeres no’, y lo que se ha puesto de manifiesto es que la mayor diferencia en el voto ha sido en cuanto a la raza de las personas que han votado. La diferencia entre mujeres negras y mujeres blancas que han votado a Harris y han votado a Trump es abismal. Y lo mismo entre hombres blancos y hombres negros. Entonces, creo que también tenemos que mirar un poco más allá del género”, dice la investigadora Silvia Díaz.
El análisis, por tanto, debe ser interseccional y reconocer que el discurso del exmandatario también ha calado entre las mujeres. Al respecto, Chelius coincide en que el mensaje de protector-salvador de Trump puede abrirse paso entre ciertos grupos: “Viene alguien que te va a proteger, ese macho cabrío que va a salir a matar al mamut”.
El peso del interés inmediato por encima de los valores identitarios
Sin embargo, en vista de los resultados, Chelius cree que hay que revisar la manera en que se analiza la elección, “porque no hay esta condición de voto identitario como lo hemos construido”, sino que otros factores como la economía parecen haber prevalecido.
“Hemos tratado de dar lecturas tipo grupo: mujeres, latinos, minorías sexuales”, explica Chelius, y lo que prevalece puede ser “tan primitivo como el interés inmediato y pragmático. Y se llama lo económico. Y la primera lectura fue ‘me beneficia más este otro porque estaba mejor’”, dice, al margen de que eso sea efectivamente cierto o no.
En su comparación entre los votos de 2020 y 2024, CNN recuerda que en la elección anterior los votantes estaban divididos casi a partes iguales en su opinión sobre si la economía estaba en buena forma o no. “En 2024, cerca de dos tercios de los votantes dijeron que la economía estaba en mal estado. Ese cambio de opinión benefició a Trump”, escriben Zachary B. Wolf, Curt Merrill and Way Mullery.
No inclina la balanza
Esto no significa tampoco que la cuestión de género desaparezca. La cuestión es hasta qué punto es decisiva.
“No es que la agenda de los derechos no le importe a la población”, explica a CNN Español la magíster en Ciencias Políticas Marcela Schenck, y prueba de ello, dice, es que 7 de los 10 estados donde había consultas vinculadas al aborto votaron a favor de garantizar este derecho, sino que “no es un elemento que termine de inclinar la balanza para no apoyarlo en ciertos sectores del electorado”.
De hecho, dice, la postura conservadora en torno al género y la diversidad, entre otros temas, es “parte de la etiqueta que tiene Donald Trump”, parte de su marca. “No es algo que haya sido problemático para la construcción del personaje en ningún momento de la carrera de Trump y es parte de esa identidad, y es parte de las cosas que lo hacen resaltar para cierto perfil de electorado y que no es considerado como algo problemático o que marque un distanciamiento para quienes no se sienten representados o representadas”.
Otro de los múltiples factores para tener en cuenta, explica, es cómo se ha llegado a “naturalizar y normalizar ciertos elementos que algunos años atrás asociábamos con la violencia y que hoy en día forman parte del paisaje y forman parte del discurso”.
“Todo el tiempo se va corriendo la frontera de la violencia que es públicamente admisible”, explica, planteando la necesidad de no restringir la mirada a Estados Unidos sino enmarcar este resultado en el crecimiento de los conservadurismos y la extrema derecha a nivel mundial.
“Los datos no funcionan”
Dejando la retórica de lado, lo cierto es que una amplia mayoría de estadounidenses apoyó a un expresidente al que el año pasado un jurado declaró culpable de abuso sexual.
Esa decisión llegó en el caso que lo enfrenta con la excolumnista E. Jean Carroll, quien lo acusa de haberla violado en una tienda a mediados de la década de 1990, y posteriormente haberla difamado cuando ella lo señaló. En mayo de 2023, un jurado federal de Manhattan declaró que el expresidente abusó de ella y que debía pagarle US$ 5 millones por agresión y difamación. Este año, otro jurado lo condenó a pagarle US$ 83,3 millones en daños y perjuicios por difamación. El exmandatario ha negado la acusación de violación y apeló ambos veredictos, por lo que los casos continúan abiertos.
Trump también ha negado cerca de una docena de otras acusaciones de conducta sexual inapropiada antes de convertirse en presidente. En 2017 las tachó de “noticias falsas”.
En julio, cuando aún seguía en carrera, Biden habló específicamente de Carroll en un mitin en Detroit. “Mr. Trump la violó”, dijo en un evento en el que también hizo alusión a la condena penal de Trump por su participación en un plan de pagos por silencio para que la exestrella de cine para adultos Stormy Daniels no hablara de su supuesto amorío con él antes de las elecciones de 2016.
Tras las palabras de Biden, el entorno de Trump reencuadró el caso según su narrativa habitual de ser víctima de una persecución. “Cada ataque contra el presidente Trump solo fortalece nuestro movimiento”, dijo entonces su abogada Alina Habba. “Los procesamientos engañosos y las acusaciones infundadas no nos disuadirán, porque el único delito que ha cometido el presidente Trump es amar a Estados Unidos”.
Varias de las analistas consultadas apuntaron a cómo Trump ha logrado, con apoyo de cadenas conservadoras y medios digitales, construir esa realidad alternativa según la cual es víctima de una persecución.
En la actualidad, “no importa tanto la verdad sino lo que creo. Y en este sentido estamos viendo una crítica muy fuerte hacia cómo pensábamos anteriormente que se construía la verdad y los procesos de información vinculados a la política”, dice Schenck.
En un marco donde la verdad pierde relevancia, las acusaciones y condenas que puedan sumarse no necesariamente van a operar un cambio en la percepción. o, para ponerlo en palabras de la académica Silvia Díaz, “los datos no funcionan”.
¿No está preparado el país para una mujer? No es tan simple
Trump le ganó a Clinton en 2016, perdió contra Biden en 2020 y le ganó a Harris en 2024. A la luz de estos resultados, hay quienes se preguntan si esto implica que el país no está preparado para una presidenta mujer. No es tan simple, coinciden todos los analistas.
“Me parece una pregunta trampa”, dice al respecto Díaz, en el entendido de que ningún país está realmente preparado, y de que “cualquier mujer que se presente a las elecciones siempre va a tener que hacer el triple de trabajo que el hombre para intentar ganar la misma simpatía o empatía en la ciudadanía”.
En este caso específico, hay tener en cuenta elementos que pudieron afectar la candidatura de Harris, dice. Por ejemplo, lo tarde que entró en la carrera y la asociación con Biden, cuyas capacidades de mando estaban fuertemente cuestionadas.
Schenck coincide: “Creo que hay que tomar el tiempo en el que se presentó como un elemento más, las pocas instancias en términos relativos de visibilización del personaje, (y) la forma en que quedó asociada con un gobierno con múltiples problemas”.
Una lección nueva, una lección vieja
El análisis del posible impacto del discurso machista en estas elecciones es de 2024. Pero que un discurso machista no impide a un candidato ganar, es una lección aprendida de 2016.
En las semanas finales de esa campaña se filtraron imágenes viejas de “Access Hollywood” en las que Trump se jactaba de poder agarrar a mujeres por los genitales. “Cuando eres una estrella, te dejan hacerlo”, dijo en 2005. “Puedes hacer cualquier cosa. Agárralas por el c**o”.
Múltiples republicanos pidieron entonces que se bajara de la carrera, incluidos algunos que ahora, como el senador Mike Lee, lo apoyan firmemente, recuerda Zachary Wolf de CNN.
No solo no se bajó de la carrera. Sino que le ganó a Hillary Clinton, a la que se había referido como “mujer desagradable”.
Mientras Trump estrenaba su primer día completo como presidente en 2017, en Estados Unidos y otras partes del mundo mujeres salieron a marchar en su contra. En Washington, decenas de ellas portaron pancartas con un mensaje que ahora vuelve a resonar: “No puedo creer que todavía tenga que protestar por esta mi**da”.
Con información de Zachary Wolf, Maeve Reston, Steve Contorno, Kristen Holmes, Alayna Treene, Kate Sullivan, Eric Bradner, Arit John, Kara Scannell, Lauren del Valle, Jeremy Herb, Devan Cole, Curt Merrill y Way Mullery de CNN.