(CNN) –– Volkswagen vendió su planta en Xinjiang, una región del noroeste de China colmada por acusaciones de abusos a los derechos humanos, por “razones económicas”.
“No hay ningún modelo comercial para (la planta)”, dijo un portavoz, quien señaló que produjo vehículos con motor de combustión hasta 2019 y, desde entonces, ha funcionado efectivamente como un centro de distribución para modelos producidos en otras fábricas.
Tras mencionar la “enorme presión” de los fabricantes de automóviles rivales que producen vehículos eléctricos, el portavoz dijo que Volkswagen necesita “acelerar la transformación de (su) red de producción” y que “la demanda de vehículos con motor de combustión está disminuyendo”.
Las ventas de autos eléctricos aumentan en muchos países y en China podrían representar el 45% de todas las ventas de automóviles este año, según la Agencia Internacional de Energía.
El fabricante de automóviles alemán anunció la venta de la planta, que posee como parte de una empresa conjunta con SAIC Motor de China, en un comunicado de prensa el miércoles.
La venta se produce después de que el Gobierno de Estados Unidos y grupos de derechos humanos acusaran durante años a China de utilizar trabajo forzado y cometer otros abusos, como detenciones masivas, en Xinjiang contra el grupo minoritario musulmán uigur.
China ha negado reiterada y vehementemente las acusaciones de abusos de los derechos humanos en la región.
En 2022, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos publicó un informe en el que decía que China había cometido “graves violaciones de los derechos humanos” contra los musulmanes uigures en Xinjiang, lo que podría constituir “crímenes contra la humanidad”.
En 2018, un funcionario del Departamento de Estado de EE.UU. acusó a China de detener al menos a 800.000 “y posiblemente más de 2 millones” de uigures y miembros de otras minorías musulmanas en campos de internamiento en la región.
China ha descrito las instalaciones como “centros de formación profesional” y dijo en 2019 que dichos centros habían sido cerrados.
Volkswagen ha sido criticada por activistas de derechos humanos por poseer una planta en Xinjiang, pero dijo que no había señales de que se hubieran llevado a cabo trabajos forzados en las instalaciones. La compañía dijo que una visita a la planta por parte de ejecutivos en febrero de 2023 no dio “ninguna indicación de ninguna violación de los derechos humanos o problemas más amplios en torno a las condiciones de trabajo”.
También afirmó que una auditoría realizada el año pasado no mostró indicios de trabajo forzado en la fábrica. Sin embargo, el Financial Times informó en septiembre que la auditoría no cumplía con los estándares internacionales.
Cuando se le pidió que comentara el artículo del Financial Times, un portavoz de Volkswagen le dijo a CNN que “Volkswagen siempre se adhiere a los requisitos legales en sus comunicaciones. En ningún momento hubo engaño hacia los inversores o el público”.
El fabricante de automóviles alemán también ha estado lidiando con la creciente competencia en China, el mercado más grande del mundo para automóviles de pasajeros, debido a que los fabricantes de automóviles locales incrementaron la producción y las ventas de vehículos eléctricos.
También hay problemas en Alemania. El mayor fabricante alemán anunció el mes pasado que planeaba cerrar “al menos” tres fábricas en el país y despedir a decenas de miles de empleados. Se trata de los primeros cierres en su propio país en los 87 años de historia de la empresa.