Los investigadores surcoreanos suspendieron este viernes sus esfuerzos por ejecutar una orden de detención contra el asediado presidente Yoon Suk Yeol, horas después de un enfrentamiento en el que las autoridades intentaron detener al mandatario tras su efímera declaración de la ley marcial.
Unos 80 policías e investigadores que entraron en el complejo a primera hora de la mañana se vieron impedidos por el equipo de seguridad presidencial de llevar a cabo la orden, dijo la Oficina de Investigación de la Corrupción de Corea del Sur (CIO, por sus siglas en inglés) a CNN, profundizando su enfrentamiento con un Yoon desafiante y asediado.
La CIO suspendió la ejecución de la orden de detención este viernes por la tarde alegando la seguridad de las personas sobre el terreno, según un comunicado. La orden, válida hasta el 6 de enero, sigue vigente y podría prorrogarse.
Durante todo el día se vio una fuerte presencia policial en las calles cercanas a la residencia de Yoon en Seúl, donde cientos de personas se congregaron para apoyar al mandatario, que sumió a la nación en el caos político con su declaración rápidamente revocada hace un mes.
El presidente es buscado para ser interrogado en múltiples investigaciones, incluidas acusaciones de liderar una insurrección, delito castigado con cadena perpetua o incluso la pena de muerte.
A principios de esta semana, un tribunal aprobó la orden de detención contra Yoon, la primera vez que se adopta una medida de este tipo contra un presidente en ejercicio. En respuesta, el equipo de seguridad presidencial dijo que las medidas de seguridad “se tomarán de acuerdo con el debido proceso”.
Yoon, exfiscal, se ha negado a responder a tres citaciones de los investigadores en las últimas semanas en las que pedían su cooperación, según la CIO.
El dirigente fue despojado de sus poderes presidenciales el mes pasado por una votación parlamentaria para destituirlo. Miembros de su propio partido se volvieron contra él tras su negativa a dimitir por su efímero decreto, que fue recibido con una amplia reacción pública.
Multitudes de acérrimos partidarios se congregaron cerca de la residencia presidencial a pesar de las gélidas temperaturas, y algunos acamparon allí durante la noche. Muchos de los que apoyaban al líder –considerado en general un incendiario conservador y firme aliado de Estados Unidos frente a China y Corea del Norte– portaban carteles con la frase “Stop the steal” (“Detengan el robo”) impresa en inglés, mientras que otros ondeaban banderas estadounidenses.
Otros simpatizantes portaban pancartas en las que calificaban su detención de traición, mientras que algunos gritaban que debían atravesar la barricada levantada por la Policía y coreaban: “Arresten a la CIO”.
Una hora después de que los investigadores se movilizaran para hacer cumplir la orden, el principal partido de la oposición hizo pública una declaración en la que instaba al equipo de seguridad presidencial a cooperar y a “rechazar firmemente” cualquier orden ilegal.
El Partido Democrático pidió a Yoon que “salga de su residencia, donde se esconde cobardemente, y sea obediente con la ejecución de su orden de arresto”.
“Todos los miembros de la República de Corea deben acatar la ley y el orden”, decía el comunicado.
En otro comunicado, el abogado de Yoon reiteró que la orden de detención era “una orden ilegal e inválida” y prometió emprender acciones legales contra su ejecución.
El equipo de defensa de Yoon presentó el martes un requerimiento ante el Tribunal Constitucional para suspender la orden, así como una objeción separada presentada ante un tribunal inferior sobre la orden.
Si es detenido, Yoon puede ser retenido hasta 48 horas para ser interrogado con la orden existente emitida por el tribunal en relación con los cargos de abuso de autoridad y de liderar una insurrección. La CIO tendría que solicitar una segunda orden dentro de ese periodo para que continúe la detención.
La orden existente es válida hasta el 6 de enero, pero puede prorrogarse, según la CIO.
Yoon desafiante
El presidente suspendido se mantuvo desafiante ante las investigaciones y el juicio político en curso en uno de los tribunales superiores del país, y este jueves prometió en una declaración “luchar hasta el final” por el país.
La declaración fue su primer comentario público en semanas, después de que se mantuviera en gran medida alejado de la opinión pública durante las repercusiones de su decreto, ampliamente condenado.
Yoon declaró la ley marcial en un sorpresivo discurso nocturno el 3 de diciembre, alegando que los legisladores de la oposición habían “paralizado los asuntos del Estado” y que la medida era necesaria para “salvaguardar una Corea del Sur liberal” de las amenazas planteadas por “elementos antiestatales”.
Los miembros de la Asamblea Nacional, incluidos algunos del propio partido de Yoon, votaron a favor de anular la declaración unas seis horas después. La orden de Yoon se enfrentó a una feroz reacción de la opinión pública y de legisladores de todo el espectro político, reviviendo dolorosos recuerdos del pasado autoritario del país.
En las semanas posteriores, el país se sumió en la confusión política y el Parlamento votó también la destitución de su primer ministro y presidente en funciones, Han Duck-soo, solo unas semanas después de haber votado la destitución de Yoon. El ministro de Finanzas, Choi Sang-mok, es ahora el presidente en funciones.