Desde “obra maestra” y “cine puro”, hasta “indefendible” e “irrespetuosa”. Esas palabras se han utilizado para describir el fenómeno “Emilia Pérez”, la película más divisoria en la actual carrera por el Oscar, lo que eleva aún más su perfil.
En mayo, durante el inicio del prestigioso festival de cine de Cannes, “Emilia Pérez” fue uno de los títulos más atractivos de la competencia.
Para la industria y la crítica, se trataba de la nueva obra del muy venerado Jacques Audiard; el director francés que en el pasado obtuvo varios premios en este festival, incluyendo su máxima distinción, la Palma de Oro, por “Dheepan” (2015).
Para la maquinaria de Hollywood y el público en general, la participación de una estrella tan reconocida como Selena Gómez también hacía de “Emilia Pérez” un boleto muy codiciado.
Al final, la película, que excede cualquier categorización debido a la volatilidad de su naturaleza, no obtuvo una palma, pero sí el denominado Premio del Jurado; considerado el tercer galardón más importante de la competencia y que destaca la originalidad de la obra en cuestión.
De forma sorpresiva, su elenco principal femenino, conformado por Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña, Adriana Paz y Gómez, recibieron en conjunto el premio a mejor actuación femenina del festival.
Desde entonces han transcurrido más de siete meses y ahora que estamos a casi una semana de que se revelen los nominados al Oscar, “Emilia Pérez” no ha parado de recibir, aquí en Hollywood, aplausos, reconocimientos y premios por parte de la industria.
Sin embargo, en México, donde la película aún no ha tenido su respectivo estreno comercial y solo se ha podido ver oficialmente en el marco del festival internacional de cine de Morelia, que por cierto fue su película inaugural y además homenajeó a su director, son muchos quienes en redes sociales han expresado su rechazo.
Supongo que sus detractores, y aquí me refiero a los críticos y a la prensa especializada, lo han hecho porque la pudieron ver anticipadamente, y entiendo que los cibernautas que no han podido hacerlo simplemente basan sus comentarios en cortas escenas o memes que se han viralizado en redes sociales.
Como colombiano que en múltiples oportunidades ha visto retratada nuestra realidad en películas estereotipadas de Hollywood, entiendo el grado de frustración.
Pero también considero que en aras de la libertad de expresión artística e incluso de esa rentabilidad que exige el negocio, productores o artistas, foráneos o no, sigan explorando o explotando temas como el narcotráfico en películas y series de televisión.
Volviendo a “Emilia Pérez”, que por cierto la considero una de las mejores películas del último año, hay que aclarar que se trata de una ficción, no es un documental que pretenda explicar de forma incisiva problemáticas que, por ejemplo, cineastas mexicanas como Astrid Rondero y Fernanda Valadez también han abordado desde la ficción.
En el caso de ellas, con un ojo más crítico, con mayor entendimiento y empatía frente a temas como las desapariciones forzadas y el sicariato en su país.
“Sujo”, el más reciente trabajo de Rondero y Valadez, también figura en el listado de mis diez películas favoritas del 2024. De igual manera lo hizo su “Sin señas particulares”, estrenada en 2020. Son películas escritas por mexicanas, protagonizadas por mexicanos y rodadas en México.
Considero que, si un cineasta mexicano como Guillermo del Toro opina que “Emilia Pérez” es ‘cine puro’, como se lo dijo al propio Audiard en un reciente coloquio, o que una colega y compatriota suya como Issa López cree que esta misma película es una obra maestra, es porque justamente valoraron la obra en sí de un artista que, como ellos, ejerció su derecho de mostrar una versión muy personal de un mundo lamentablemente cruel y cercano para tantos de nosotros.